Dichosa tos... es mejor toser o no... ¿cómo evitarla?

La tos, ese molesto reflejo que nos deja en evidencia o nos quita el sueño durante las noches... claro, que el afán es evitarla a toda costa, pero se trata de un mecanismo de defensa que utiliza el aparato respiratorio.

Esta acción interviene para expulsar exceso de mocos, proteger nuestros bronquios y pulmones de inhalar sustancias dañinas como humo, sustancias químicas irritantes, un alimento con el que nos atragantamos o del aire excesivamente frío o caliente.

Pero este mecanismo consta de varias fases:

• Activación de los receptores de la tos a nivel pulmonar, bronquial, traqueal, etc. Se trata de un impulso del nervio vago hacia el sistema nervioso central.
• Como consecuencia inhalamos aire, la mitad de todo el que cabe en los pulmones
• El aire en los pulmones se comprime, se cierra la glotis y se aproximan las cuerdas vocales y se contraen a la vez los músculos abdominales.
• En la fase de expulsión sale el aire a gran velocidad, arrastrando todo aquello que irritaba u obstruía las vías aéreas.

Tipos de tos

Asimismo, la tos tiene dos tipos de clasificaciones:

• Tos productiva: es la que se considera que ayuda a eliminar secreciones o algún cuerpo extraño. Es fácil identificar su origen.

• Tos seca: No se acompaña de secreciones, se conoce también como irritativa, porque genera lo dicho en las vías aéreas, y más a nivel de la garganta. Su origen es dudoso, puede venir por la exposición al humo del tabaco o por una elevada sensibilidad. Puede darse por la activación insistente de receptores de este mecanismo ubicados en el oído, pleura, pericardio, esófago, etc. También hay medicamentos, como los indicados para tratar la hipertensión arterial, que provocan este tipo de toses.

En ocasiones, se puede convertir en un problema, sea por su intensidad o duración

Cabe destacar que entre el 10 y el 20 % de la población tiene tos por más de 8 semanas de duración o de forma crónica. Estos son los efectos que puede causar:

• Una calidad del sueño pobre.
• Un cansancio excesivo a lo largo del día.
• Pérdidas de orina.
• Dolor de cabeza.
• Sudoración excesiva.
• Sensación de quemazón y dolor en la garganta y/o el pecho.
• Naúseas y vómitos.
• Fatiga y/o sensación de agujetas en los músculos abdominales y en el diafragma.
• Aparición o agravamiento de hernias umbilicales, inguinales o abdominales.
• Síncope.
• Una disminución en la calidad de vida y de las relaciones sociales y laborales.

Además, algunas veces ha provocado complicaciones más graves, tales como fracturas costales, roturas, hemorragias oculares o separaciones de cicatrices recientes.

Respondiendo a la pregunta en si es mejor toser o no, también hay diferencias, dependiendo del tipo

Si se trata de una tos productiva, lo recomendable es toser, pero en el caso de su variante seca en la que no se puede expulsar las secreciones por debilidad en los músculos abdominales o poca capacidad pulmonar o que las secreciones estén muy adheridas al árbol bronquial, es mejor transformarla a su variante productiva.

Pero los expertos insisten, en que si se trata de su variante seca, lo mejor es no toser, y para evitar esas complicaciones se puede recurrir a:

• Fármacos bajo prescripción médica.
• Cambios de postura y respiración, sentándose, flexionando la cabeza, cerrando la boca y tragando saliva varias veces, cogiendo aire de forma lenta por la nariz hasta llenar los pulmones y expulsarlo muy despacio.
• Remedios naturales como la miel, beber agua a sorbos pequeños, masticar chicle o chupar caramelos, pero con estos últimos hay que tener cuidado porque hay evidencias científicas de que pueden empeorar la intensidad y duración de la tos.