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Un equipo de investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) ha desarrollado un método basado en rangos de probabilidad que permite elaborar mapas más fiables de riesgo de inundaciones en ríos.
La ordenación del territorio en zonas con ríos está muy ligada a los cursos de agua y, en función de estos, establece límites de uso para las zonas circundantes.
Sin embargo, establecer estos límites supone usar medidas que ignoran la naturaleza cambiante de los parámetros empleados. Por ejemplo, para fijar las zonas que pueden inundarse en caso de crecida se utilizan estimaciones de hasta dónde llega este fenómeno fluvial a partir de datos recogidos en episodios anteriores sobre la topografía del fondo del río o la topografía del lugar.
Los investigadores utilizan los mejores datos para predecir las inundaciones
José Bodoque, investigador de la UCLM, añade: “Nuestros hallazgos muestran que los mapas actuales no son lo suficientemente fiables para la gestión del riesgo de inundación, con las implicaciones que esto supone para la implementación de la Directiva Europea de Inundaciones”.
Juan Antonio Ballesteros, investigador del MNCN, subraya que esto se traduce en que, al elaborar el mapa de riesgo en función de un rango de valores de certidumbre, se pueden adecuar las restricciones a las distintas probabilidades. “Por ejemplo, si una zona tiene un 70 % de posibilidades de inundarse y otra solo un 30 %, el uso del suelo se puede adecuar a esa certidumbre, es decir, quizá no se pueda poner una vivienda, pero si darle otro uso al suelo”.
Por otro lado, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico perfila un nuevo sistema de alerta a la población por riesgo de inundaciones de ríos similar a los que emplea la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) con los colores amarillo, naranja o rojo ante la previsión de lluvias intensas.
Ese modelo podría estar operativo “a corto plazo”, según fuentes del departamento dirigido por Teresa Ribera, con lo que ayudaría a evitar o minimizar daños por crecidas de ríos como la reciente DANA (depresión aislada en niveles altos) en Madrid y Toledo, fundamentalmente.
Las confederaciones hidrográficas disponen actualmente de sistemas automáticos de información hidrológica (conocidos por sus siglas SAIH), que informan a tiempo real de caudal que circula por los ríos y de la previsión de agua que puede llegar a determinados tramos con el consiguiente peligro de provocar inundaciones.
Pero esos sistemas no ofrecen alertas hidrológicas. Después de que la Aemet activara el aviso rojo por lluvias muy fuertes, la Comunidad de Madrid envió por primera vez el pasado 3 de septiembre una alerta sonora y escrita por teléfono móvil a los ciudadanos que se encontraban en la región.
El Gobierno pretende que esa alerta meteorológica, integrada en el Sistema Nacional de Protección Civil y que pueden activar las comunidades autónomas, se amplíe con un sistema de alertas hidrológicas.
No obstante, ese sistema lleva debatiéndose varios años en un grupo de trabajo sobre inundaciones en el seno de la Comisión Europea. La idea es aplicar un modelo parecido al de las alertas meteorológicas en la UE, con colores fácilmente identificables para que los ciudadanos conozcan los riesgos que pueden cernirse sobre tramos de ríos ante fenómenos meteorológicos de precipitaciones extremas.
Una interpretación accesible para toda la ciudadanía
Los expertos consideran que no basta con informar mediante un hidrograma o la evolución del nivel de agua en un tramo fluvial, sino que una alerta es eficaz cuando sea fácilmente interpretable por los ciudadanos.
Sin embargo, es paso resulta complicado porque las avenidas en los ríos pueden depender de factores locales, como que exista una barrera local o que haya más vegetación en una época determinada del año, por ejemplo.
“Desde el punto de vista técnico, a partir de la previsión de lluvia nos falta la precisión, aunque se están dando bastantes pasos y en algunas zonas de España ya lo tenemos completado”, resaltan desde el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
Así, la cuenca hidrográfica del Tajo dispone de 56.000 kilómetros cuadrados. Conocer qué ocurre en cada uno de esos puntos es prácticamente imposible respecto al riesgo de inundaciones, pese a que cerca de 230 estaciones aportan automáticamente información hidrológica.
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