¿En qué nos puede ayudar seguir una dieta antiinflamatoria?

Hay una serie de enfermedades y trastornos que nos producen síntomas como la hinchazón, malestar, dolor o calor que pueden hacernos pensar en empezar una dieta antiinflamatoria para eliminar esas molestias. Para ello, la alimentación desempeña un papel fundamental en nuestro bienestar.

La dieta antiinflamatoria nos puede ayudar con los síntomas da la artritis, la diabetes, el lupus o el cáncer

Hay enfermedades como la artritis, la diabetes, el lupus o el cáncer que cursan con inflamación. Cuando se padecen estas enfermedades hay que seguir el tratamiento médico que recomiende en especialista que lo trata, pero también puede ser beneficioso hacer cambios en la dieta.

También podrían verse beneficiadas con esta nueva alimentación las personas que hayan tenido una lesión, una infección, tengan fiebre, depresión, trastornos del estado de ánimo, problemas gastrointestinales, sobrepeso u obesidad, dolor en general o trastornos cardiovasculares, entre otras.

Estos cambios en la dieta puede hacer que los síntomas se atenúen

Muchos expertos apuntan a que hacer estos cambios en la dieta puede hacer que los síntomas se atenúen y nos sintamos mejor. La dieta antiinflamatoria tiene el objetivo de mejorar los síntomas de las enfermedades mencionadas, algo que es posible lograr haciendo pequeños cambios en nuestra alimentación. 

Entre los alimentos destacados en la nueva rutina están los huevos, los pescados grasos, las verduras, las carnes blancas y los frutos secos. También las legumbres deben estar presentes y la fruta. Hay que lograr hacer un cambio radical en la dieta donde los alimentos sean muy ricos en vitaminas, minerales, ácidos grasos (como el omega 3), antioxidantes y fibra.

Por el contrario, los especialistas señalan que los alimentos a evitar o reducir son el azúcar, los carbohidratos refinados, los aceites vegetales de semilla, los alimentos industriales, el alcohol y las carnes procesadas.

La inflamación ayuda al cuerpo a defenderse y sanarse

Concretamente, la inflamación es un proceso natural que ayuda al cuerpo a defenderse y sanarse de multitud de daños y afecciones. Por lo tanto, no es el enemigo, sino un mecanismo que el cuerpo pone en marcha para atacar el agente invasor, cuando exista, y movilizar los compuestos necesarios para la reconstrucción.

Gracias a la inflamación, en condiciones normales la amenaza se elimina, la reparación finaliza y se activan procesos antiinflamatorios para minimizar el daño. Esta es la conocida y necesaria inflamación aguda.

¿Qué es la inflamación crónica?

El problema llega cuando el proceso de inflamación permanece constante y se cronifica. En ese caso, deja de aparecer el hinchazón y enrojecimiento propios de la inflamación aguda, pero el sistema sigue en una alerta constante.

Este tipo de inflamación de larga duración, en el ámbito sanitario se conoce como inflamación de bajo grado. Se trata de una inflamación constante, crónica y silenciosa terriblemente dañina en la que la dieta antiinflamatoria tiene un papel importante. 

Para atajar este problema, el estilo de vida y la alimentación juegan un papel determinante en la resolución de la inflamación aguda y prevención de la inflamación crónica.