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Cristina es una joven con una severa discapacidad intelectual a la que le diagnosticaron hace dos años un cáncer de mama metastásico triple negativo, incurable por ser el más agresivo de todos.
Su madre lleva lidiando, desde entonces, una doble batalla: contra el tumor y contra algunos prejuicios como los que excluyen a su hija por tener una discapacidad.
Chelo García González, madre de una joven con un profundo retraso madurativo, ha relatado en una entrevista a Servimedia cómo abordar el cáncer desde la discapacidad.
Cáncer y discapacidad, así es la vida de Cristina
“Mi hija sabe que tiene cáncer en el pecho, que la han quitado la mamá izquierda y que tiene metástasis en el pulmón, comprende que es una cosa seria pero no sabe que el suyo no tiene solución”, confiesa la madre de la joven.
Esta exdirectiva de una empresa informática denuncia que “algunos facultativos no están preparados para atender a pacientes con una discapacidad intelectual”.
Cristina está legalmente incapacitada y su madre prefiere actuar como filtro de la información que le llega con respecto a su enfermedad.
Como no siempre se ha respetado este protocolo, su madre se vio obligada incluso, en una ocasión, a presentar una queja formal por mala praxis contra el jefe de la Unidad de Mama de un centro hospitalario madrileño que se “empeñó en leer delante de mi hija los resultados de la biopsia”.
“'Es negativo triple X, el peor de los canceres de mama. Es mortal', me soltó con Cris presente en la consulta", recuerda todavía con enojo dos años después de aquella situación. Y el especialista prosiguió: “Que su hija va a morir antes que usted. ¡Entiéndalo!". Entonces, relata Chelo: "Rompí a llorar".
Para este especialista, la noticia debía suponer un alivio para la madre de Cris, que con cáncer y discapacidad iba a dejar este mundo antes que su madre.
A lo que Chelo respondió que “Yo he sacrificado mi vida para que mi hija tenga una, y he trabajado como una burra para que cuando yo no esté a Cris no le falte nada”.
Una enferma igual que todos los demás
Gracias a la decisión de investigar con ensayos clínicos para este tipo de enfermedad cancerígena, se dio cuenta que a su hija se la discriminaba por tener discapacidad porque la excluían de dicho tratamiento por su condición.
Esta madre coraje lucha cada día porque su hija salga adelante, pero lo cierto es que Cristina tiene una personalidad llena de vitalidad, con una alegría perenne, que se divierte y valora todo, y eso en esta enfermedad cancerígena, ayuda mucho.
Desde hace 10 años la joven acude a un centro ocupacional de Colmenar Viejo, en Madrid, perteneciente a la Asociación de Empleados de Iberia de Padres de Personas con Discapacidad (Envera).
En ese lugar la quieren, la protegen y muestran una gran preocupación, y Cristina se siente como en casa, porque disfruta de su jornada.
Para el tratamiento contra el la enfermedad, la joven sigue una combinación de quimioterapia con inmunoterapia desde el pasado mes de enero. Ella misma aseguró a Servimedia que "hay que se fuerte y luchar. No me preocupa el cáncer, sino el dolor".
Un aprendizaje constante de madre e hija
Chelo y Cristina son ejemplo de constancia y enseñanza, porque su trayecto inesperado por el cáncer las ha enseñado muchas cosas y ellas dejan una huella imborrable en otros.
La madre sigue luchando por encontrar nuevos ensayos clínicos o avances que tengan que ver con el tipo de enfermedad cancerígena que afecta a Cristina.
Y Cristina, por su parte, como enferma de cáncer, demuestra que es una enferma más, como el resto de los afectados por esta enfermedad, lo único que la distingue son las ganas que le pone a cada minuto de la vida.
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