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Se están produciendo importantes cambios en el contexto de un paradigma de discapacidad emergente, esto es, una nueva forma de pensar la discapacidad intelectual desde una perspectiva socioecológica.
Esta nueva forma de pensar supone una perspectiva más amplia sobre cómo mejorar la relación entre la persona y su entorno mediante apoyos individualizados.
Porque a pesar de identificarse en el imaginario colectivo como una limitación intelectual que tienen o que acompaña a determinadas personas, la discapacidad intelectual o del desarrollo es un concepto más amplio que se manifiesta en la persona y que se expresa en su relación con el entorno.
La nueva definición de la discapacidad intelectual
La definición oficial de discapacidad intelectual, provista por la Asociación Americana de Discapacidades Intelectuales o del Desarrollo (AAIDD) definía el término como “un estado individual que se caracteriza por presentar limitaciones significativas en el funcionamiento intelectual y en la conducta adaptativa, y por ser originada antes de los 18 años”.
Esta definición, que ha quedado obsoleta, se traduce en que la persona con discapacidad intelectual es aquella en la que confluyen un funcionamiento intelectual inferior a la media y limitaciones significativas en áreas de la vida como el lenguaje, la movilidad, el aprendizaje, el auto cuidado, las relaciones sociales y la vida independiente. Esta discapacidad debe originarse antes de los 18 años.
Algunas discapacidades intelectuales se originan antes de que nazca el bebé, otras durante el parto y otras por alguna enfermedad o daño sobrevenido durante la infancia. Las causas son muchas y variadas, y la discapacidad acompañará a la persona durante toda su vida. En función de su causa, existen diferentes tipos de discapacidad intelectual. Desde el punto de vista médico y atendiendo al del coeficiente intelectual, se habla de leve, moderada grave y profunda; desde un modelo más social y atendiendo a la provisión de apoyos hablamos de personas con extensas o limitadas necesidades de apoyo.
A partir de ahora, entendemos así la discapacidad intelectual:
- Es la limitación del funcionamiento intelectual. Es decir, te cuesta comprender o razonar.
- Es una limitación de la conducta adaptativa, en temas como los conceptos, las relaciones sociales o la prácticas.
Por ejemplo: te cuesta adaptarte a los cambios que ocurren en tu familia, en el trabajo o en el mundo. - Todo esto ocurre antes de los 22 años.
Esto es muy importante para las propias personas con discapacidad intelectual, sus familias y las personas que les apoyan porque cambia:
- Nuestra forma de entender la discapacidad intelectual.
- La forma de apoyar a las personas con discapacidad. Por ejemplo: el trabajo de las organizaciones.
- Las ayudas que se dan a las personas con discapacidad.
En España existen 277.472 personas con discapacidad intelectual
Esto supone un 8,34 % del total de personas con discapacidad y aproximadamente un 1 % de la población total española.
El futuro de las personas con discapacidad intelectual habremos de construirlo entre todos. Cada uno de nosotros es responsable con sus comportamientos y actitudes de facilitar oportunidades o interponer barreras para la inclusión.
El presente de las personas con discapacidad intelectual es hoy más inclusivo que años anteriores. Su esperanza de vida es mayor, si bien esto supone nuevos retos; acceden con mayor normalidad a puestos de trabajo, aunque todavía presentan una elevada tasa de desempleo; muchos viven de forma independiente e incluso han formado sus propias familias.
Desde Plena Inclusión trabajan para que las sociedades evolucionen al ritmo que las personas demandan, y promueven acciones para favorecer el cambio de actitudes necesario para alcanzar la inclusión en los momentos cotidianos. Por eso, entre otras muchas acciones, organizaron un encuentro online para dar a conocer y explicar la nueva definición de discapacidad intelectual:
En el encuentro, su director Enrique Galván ha hablado con el experto Miguel Ángel Verdugo.
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