Lectura fácil
La economía, a pesar de ser esencial para el desarrollo de nuestras sociedades, es tan frágil como un cristal. ¿Por qué tiene una naturaleza tan delicada? principalmente porque se sustenta en algo tan volátil como la confianza. Cuando existe confianza, no solo en el mercado, sino también en los gobiernos y la población, los procesos económicos tienden a crecer y expandirse, ya que se invierte más, generando actividad y desarrollo.
Pero no es solo la confianza lo único que importa, también es necesario saber que la economía es cíclica, es decir, que tenderá a vivir momentos de auge y otros de crisis, y esto es perfectamente normal, ahora bien, no todas las crisis tendrán el mismo calado. La pandemia ha generado de forma global una recesión considerable de la que se venía saliendo a pesar de todas las dificultades. Sin embargo, los nuevos acontecimientos a nivel político, como la guerra en Ucrania y las tensiones en el pacífico, podrían ser la gota que colme el vaso para la llegada de un 'invierno negro'.
Incertidumbre, el peor enemigo de la economía
Uno de los retos más difíciles, pero que pudimos superar, de la pandemia de coronavirus, fue la incertidumbre a la que estábamos sometidos. No sabíamos cuándo ni cómo acabaría toda aquella situación excepcionalmente dura que nos toco vivir. Afortunadamente, empezamos a ver la luz al final del túnel, y con mucho esfuerzo la economía se empezaba a recuperar del frenazo sufrido por lo acontecido. Pero al poco tiempo, y para sorpresa de muchos, Rusia invadió Ucrania desestabilizando Europa.
Una guerra siempre tiene un fuerte impacto en la economía, al ser un barrera potente para el comercio y las relaciones internacionales en general. En esta ocasión, el conflicto se está centrando en torno a la energía, un recurso esencial tanto para los ciudadanos como para la industria de los países, y los principales afectados son los países europeos, que en su mayoría dependen del gas ruso. A esto se le añaden ciertos cambios políticos y fuertes tenciones en entre China y Estados Unidos. ¿En que se traduce todo esto? en incertidumbre, el antagonista en el juego de la economía.
Un invierno duro para Europa
El verano ya ha terminado, y como cada año toca hacer cuentas finales de la primera mitad y no tiene pinta de que los resultados sean favorables para los países europeos, salvo que se tomen medidas drásticas, contundentes y rápidas. Por desgracia, en la economía no siempre es tan fácil aplicar este tipo de medidas. El trabajo de los Estado para los próximos meses, será el de intentar mantener la confianza de los inversores y consumidores, para evitar la entrada completa en una recesión económica. Por otro lado, tendrían que trabajar en ideas innovadoras que resuelvan la crisis energética que ya está llamando a nuestras puertas. ¿Es posible de que, a pesar de las nubes negras, esta pueda ser nuestra oportunidad para una transición hacia un consumo sostenible?
Añadir nuevo comentario