Un estudio plantea si realmente el ejercicio aumenta el apetito de las personas

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30/09/2024 - 15:30
El ejercicio física y su relación con el hambre

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A veces, al salir a correr o después de un intenso entrenamiento en el gimnasio, uno puede regresar con un hambre insaciable, mientras que en otras ocasiones no siente ninguna necesidad de comer. Este fenómeno, conocido como “hambre del deportista”, se relaciona con la necesidad de alimentarse tras la actividad física.

Un estudio hablar sobre el ejercicio y el hambre

Después de correr o entrenar en el gimnasio, algunas personas sienten mucha hambre, mientras que otras no tienen ganas de comer. Este fenómeno, conocido como "hambre del deportista", varía entre individuos y genera dudas sobre si el ejercicio aumenta o reduce el apetito.

Un estudio de investigadores españoles sugiere que, aunque el deporte puede ayudar a regular la ingesta de alimentos, no está claro qué tipo de actividad provoca mayores cambios en el comportamiento alimentario. Se ha encontrado que tanto el entrenamiento de fuerza como el aeróbico no incrementan el deseo de comer en personas con sobrepeso.

De hecho, el ejercicio puede disminuir la sensación de hambre al afectar hormonas reguladoras del apetito como la grelina y el péptido YY, especialmente después de realizar actividad física.

El apetito de una persona depende de diversas señales que recibe el hipotálamo, una región del cerebro encargada de regular el hambre. Cuando hay una disminución de nutrientes en la sangre, el cuerpo envía señales al hipotálamo para indicar que es necesario comer.

Estas señales pueden ser nerviosas, hormonales, químicas o sensoriales, y juegan un papel crucial en la estimulación o reducción del apetito. Además, estas señales también ayudan al cuerpo a almacenar y metabolizar la energía que necesita. Por esta razón, el apetito puede variar de una persona a otra y en diferentes momentos.

¿Cómo afecta el deporte al apetito?

La actividad física influye en el apetito de varias maneras. Al hacer ejercicio, el cuerpo consume glúcidos en sangre y glucógeno muscular, lo que puede generar hambre, especialmente cuando las reservas de glucógeno se agotan y se envía una señal al hipotálamo.

Sin embargo, la relación entre deporte y apetito no es tan simple. Depende del tipo, intensidad y duración del ejercicio, así como de las características individuales. En algunos casos, el ejercicio intenso puede reducir temporalmente el apetito debido a hormonas como la adrenalina y la norepinefrina, que pueden disminuir la sensación de hambre.

Actividades de baja a moderada intensidad, como caminar, tienen menos impacto en el apetito, mientras que el entrenamiento de resistencia, como levantar pesas, tiende a aumentar la sensación de hambre. Además, estudios indican que las mujeres suelen sentir más hambre después de hacer ejercicio que los hombres, y que las personas delgadas pueden tener menos apetito que las obesas.

En resumen, tanto el apetito como la ingesta de alimentos después de la actividad física dependen de múltiples factores, siendo fundamental considerar las características personales de cada individuo.

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