Lectura fácil
El Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones prevé que las personas con enfermedades que interrumpan o impidan su actividad laboral tengan derecho a prestaciones y ayudas.
Las pensiones por incapacidad permanente son las más frecuentes en España después de las de jubilación y las de viudedad. Más 940.000 personas las reciben mes a mes en cualquiera de sus grados y son una constante dentro de las prestaciones de la Seguridad Social.
A pesar de su carácter habitual, las pensiones por incapacidad permanente siempre se han concebido como de las más complicadas de conseguir
Los pasos que hay que seguir para solicitarlas (como el paso por el tribunal médico o la aprobación pendiente de la Seguridad Social) dejan a menudo al aspirante a pensionista en una situación de incertidumbre.
No existe un método para saber si se le concederá a alguien una pensión por incapacidad permanente, pero la experiencia acumulada y los antecedentes sí dejan unos patrones más o menos comunes. Esto ha derivado en que, con determinadas enfermedades, los pacientes han tenido un mayor porcentaje de aprobaciones de esas pensiones.
El criterio para recibir una pensión por incapacidad es la presencia de "reducciones anatómicas o funcionales graves; previsiblemente definitivas, que disminuyan o anulen su capacidad laboral" después de haber sido tratado y dado de alta.
Hay cinco categorías de enfermedades y afecciones por las que se entrega la mayoría de prestaciones por incapacidad
Enfermedades oncológicas
Algunos tipos de cáncer dejan secuelas irreversibles que afectan negativamente a la vida personal y la actividad laboral de una persona. Además, el proceso oncológico de la quimioterapia también puede representar una disminución de las capacidades de afectado para trabajar.
Enfermedades psiquiátricas
Los trastornos de personalidad, el síndrome de estrés postraumático, la depresión severa y la esquizofrenia son algunas de las enfermedades del espectro psicológico que pueden derivar en la concesión de una pensión por incapacidad permanente.
Enfermedades del corazón, el oído y los ojos
La pérdida auditiva y pérdida de visión, que se puede asociar a patologías como la hipoacusia, el desprendimiento de retina o el síndrome de Meniere, representan una gran cantidad de riesgos que pueden impedir que una persona realice una actividad laboral con todas las garantías necesarias.
Enfermedades del aparato respiratorio, digestivo o nervioso
Las personas afectadas por enfermedades que comprometen la normalidad respiratoria, digestiva o neurológica pueden tener derecho a las prestaciones de la pensión de incapacidad si estas les impide realizar sus actividades laborales.
Incluyen patologías como Parkinson, migrañas, ictus, demencia, apnea del sueño, asma, enfermedad de Crohn, obesidad, insuficiencia renal, esclerosis múltiple y pancreatitis
Enfermedades reumáticas o traumatológicas
Los trastornos de salud que involucran al aparato locomotor y tejido conectivo, tanto los que necesitan de un tratamiento quirúrgico como ortopédico, pueden justificar que el afectado reciba una pensión por incapacidad. Estos incluyen la lumbalgia, artritis reumatoide, fatiga crónica, fibromialgia y hernias cervicales.
Hay cuatro tipos de pensión por incapacidad permanente que dependen del grado de invalidez determinado por un tribunal médico y de la capacidad para trabajar:
- La incapacidad permanente parcial genera una disminución no inferior al 33 % en la actividad laboral;
- la incapacidad permanente total impide el desarrollo de la profesión habitual, pero no el de otra actividad que se pueda ejercer con la misma;
- la incapacidad permanente absoluta inhabilita al trabajador para cualquier profesión u oficio,
- y una gran invalidez exige que el afectado tenga asistencia personal para realizar actividades cotidianas esenciales.
Añadir nuevo comentario