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El cuidado de nuestra piel cobra especial importancia en el verano, cuando el sol es más acuciante. Aunque el astro rey es muy beneficioso para nuestra salud, los rayos UVA suelen generarnos complicaciones a nivel cutáneo, por lo que es necesario protegernos adecuadamente, no descuidando el uso de protector solar e intentando que el sol no nos de durante mucho tiempo de forma directa. Sin embargo, estos rayos no son los únicos que pueden tener efectos nocivos de los que estar pendientes.
Algunos estudios recientes, dirigidos a evaluar el electo de la conocida como 'luz azul' y la luz LED, cada vez más utilizadas en casas, oficinas y sobre todo, en las pantallas de nuestros dispositivos digitales, sobre sus efectos en la piel. La Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), ha debatido amplio y tendido al respecto, llegando a algunas conclusiones claras: la luz azul tiene una cara B, una que favorece al envejecimiento cutáneo prematuro.
3 elementos que propician el envejecimiento de tu piel
En una entrevista recogida por Vogue España, a la doctora María Victoria de Gálvez, miembro del Grupo de Fotobiología de la AEDV, la experta afirmó que “lo que queremos difundir es la constatación de que debemos prestar atención a algo nuevo cada vez más presente en nuestra vida y que, por tanto, también puede tener un efecto en la piel, ya que se trata de otro espectro de luz al que estamos cada vez más expuestos”.
En esta misma línea, la doctora en Medicina Estética Graziella Moraes, señalaba de forma clara 3 elementos especialmente perjudiciales para nuestra piel y que se encuentran de forma muy común en muchas oficinas y hogares hoy en día. La forma de protegernos sobre sus efectos, es limitar el tiempo que pasamos expuestos a ellos:
La luz de las bombillas
Nos guste más o nos guste menos, la luz de las bombillas suele predominar frente a la luz natural, y estas son tan perjudiciales como los rayos UVA del sol. Destacan algunos especialmente dañinos, como por ejemplo los fluorescentes y LED, que emiten radiación infrarroja y UV.
¿Cómo podemos evitar sus daños nocivos? Hidratándonos adecuadamente, siguiendo una rutina facial e intentar hacer un menor uso de este tipo de luces siempre que nos sea posible.
Las pantallas
Los nuevos dispositivos digitales traen consigo muchos retos. Controlar la adicción a las redes sociales, tener cuidado con nuestros datos, etc. Ahora también se le suma el cuidar de nuestra piel de móviles y ordenadores.
La luz de estos dispositivos también puede propiciar la aparición de manchas, disminuir la generación de colágeno y resecar nuestra dermis. Por diversos motivos, reducir el tiempo que pasamos delante de estos objetos, nos ayudará a cuidarnos más y mejor.
El aire acondicionado, la polución y el polvo
Estos tres elementos son viejos conocidos. Pueden taponar los poros y aumentar la producción de sebo, favoreciendo el desarrollo de sarpullidos, reacciones alérgicas, granos y puntos negros. Lo mejor para cuidar tu piel de estos agentes, son las limpiezas faciales rutinarias.
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