España lidera los contagios de coronavirus en Europa

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29/08/2020 - 07:40
Un hombre con mascarilla pasea ante un chiringuito (Xavier Cervera) / La Vanguardia

Lectura fácil

Desde hace varias semanas, millones de españoles se preguntan por qué siguen creciendo las cifras de contagio si somos uno de los países donde el uso de la mascarilla está más extendido y más conciencia ciudadana hay sobre la necesidad de mantener la distancia física y cumplir con las medidas de higiene (en líneas generales).

La mayor parte de los países de la zona Schengen, y algunos otros más lejanos, no han impuesto la mascarilla como medida obligatoria contra el coronavirus y son los que establecen restricciones para viajar a determinadas zonas de España.

¿Por qué España lidera los contagios de coronavirus si todos llevamos mascarilla?

En La Vanguardia, el genetista e investigador Salvador Macip, residente en Leicester (Reino Unido) atribuye los rebrotes a un conjunto de factores de carácter social, económico y político: “Llevar la mascarilla por la calle es una buena idea porque contribuye a que los ciudadanos se acostumbren a usarla. Pero es en espacios cerrados llenos de gente donde realmente es eficaz. Si la llevamos al aire libre pero nos la quitamos en situaciones de riesgo, al entrar en domicilios o recintos públicos, estamos realizando un esfuerzo bastante inútil”, argumenta.

El investigador explica que el problema vino después, con la desescalada. Macip apunta que la desescalada fue precipitada. Por temor que se hundiera más la economía se quiso reactivar el turismo enseguida para no perder la temporada, lo que produjo más movilidad. Se habló de la nueva normalidad, trasladando un mensaje de relajación que ha sido contraproducente. En una crisis sanitaria de esta magnitud no se puede nadar y guardar la ropa”.

Tampoco hubo prevención. Se sabía que habría un repunte pero se confió en que éste era un virus estacional y que la situación permanecería tranquila hasta el otoño.

En España no había una respuesta preparada para una oleada de rebrotes: ni suficientes tests, ni rastreadores ni la posibilidad de confinar a la población.

Además, la organización política no ayuda. Por ejemplo, en el Reino Unido se hizo todo muy mal desde el principio, peor que en España. Pero una vez estabilizada la situación, en Leicester hubo un rebrote que se originó en los talleres textiles, donde las condiciones de los trabajadores son parecidas a las de algunos temporeros en España. A diferencia de Lleida o Aragón se decretó rápidamente el confinamiento porque había mecanismos políticos para hacerlo. En España no ocurre eso.

La ineficaz gestión de la pandemia ha dado alas a los propagadores de bulos

A finales de julio se presentó en Madrid la plataforma ‘Médicos por la verdad’. En su puesta en escena, defendieron que la mascarilla puede generar enfermedades respiratorias, entre otras muchas falsedades. Entonces, cientos de personas participaron en una concentración en Madrid contra el uso obligatorio de la mascarilla.

Los creadores de fake news sanitarias se aprovechan además de las contradicciones de las instituciones. Son colectivos libertarios que por defecto se posicionan en contra de la información oficial y científica y se presentan como una alternativa al sistema público de salud. Y en épocas de incertidumbre, sus mensajes calan más.

¿Qué proponen los expertos?

Con el hashtag #unaestrategiaintegral, una treintena de expertos en ámbitos tan multidisciplinares como sanidad, virología, economía o evolución, entre otros, abogan por una visión holística, global, preventiva, complementaria a las actuales acciones emprendidas y, sobre todo, integral. En definitiva, una visión que nos permita anticiparnos, ir por delante del virus o, en su defecto, actuar con contundencia y rapidez ante cualquier contingencia presente y futura.

#Unaestrategiaintegral aboga por una coordinación sin mando único pero con establecimiento de criterios consensuados en todo el territorio nacional. De este modo, se garantizaría la movilidad segura de viajeros en el territorio de la UE.

Además del control de fronteras, las principales recomendaciones que desde #unaestrategiaintegral se anuncian no dejan de ser obvias: uso de mascarilla, distanciamiento e higiene de manos; detección precoz con rastreadores y rastreo de secuencias genómicas del virus de la COVID-19 en aguas fecales; uso de tecnología, apps móviles, con base de datos única nacional; pruebas de RT-PCR selectivas, en brotes esporádicos, o masivas en los casos de transmisión comunitaria con pérdida de trazabilidad.

Complementariamente, aunque también fundamental, habría que fomentar las actividades de prevención de la infección. Eso implica más limpieza y desinfección de los espacios públicos, unido al aumento de la publicidad y campañas de información en los medios de comunicación que aboguen por la concienciación colectiva.

¿Qué han hecho en Europa?

Cada país de la Unión Europea y el Reino Unido han emprendido, desde el principio de la pandemia, acciones de control y seguimiento a título individual.

Partiendo de los confinamientos quirúrgicos que llevó a cabo el norte de Italia en febrero, cuando todavía desaconsejaban el uso masivo de la mascarilla, hemos visto países con medidas más drásticas. Hablamos de Alemania, cuya constitución, dicen, hacía inviable impedir las manifestaciones en pleno pico pandémico.

En contraposición, también países como España declararon el estado de alarma estableciendo una cuarentena global, con la lógica excepción de las actividades declaradas esenciales.

Reino Unido rectificó sus medidas cuando contempló el algoritmo matemático que les abocaba a cientos de miles de muertos, en Suecia abogaron por un transcurrir pandémico natural para alcanzar la inmunidad de rebaño sin hundir la economía. Meses más tarde, dicha fallida estrategia ha llevado al país escandinavo a tener las cifras de contagios y muertes más alta de su entorno y a hundirse económicamente bloqueado, entre otros, por sus propios vecinos.

Las causas de los repuntes no están claras

Lo que sí está claro es que estamos viviendo una situación muy preocupante. Según datos presentados el 14 de agosto por la Universidad Johns Hopkins, en una semana Alemania reportó algo más de 7.000 nuevas infecciones, cerca de 13.000 Francia, 5.000 Holanda o unos 4.000 Bélgica.

En España, en ese mismo periodo, se reportaron en torno a los 27.500 nuevos casos, la mayoría entre gente joven –la media de edad está ya en unos 35 años– que podrían subestimar la virulencia del virus asociándose muchos, pero no todos, los brotes al ocio y celebraciones de este sector poblacional.

El hecho diferencial de España es alarmante

Se están realizando más test que detectan más asintomáticos y permiten seguir los brotes. Pero a su vez, dan cuenta de un mayor número de positivos.

Es momento de implementar todas las medidas que incidan en revertir esta subida alarmante de casos. Dentro de unos días terminan las vacaciones de verano (para algunos) y, sobre todo, vuelve la educación.

España lidera los contagios de coronavirus en Europa. Tenemos que actuar y situarnos por delante del SARS-CoV-2, sin dejar que nos vuelva a confinar.

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