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Desde el Parlamento Europeo se lleva trabajando en materia de calidad del aire desde 2004, a través de diferentes resoluciones, normativas y ampliaciones de las mismas. El objetivo perseguido por este paquete de medidas iba dirigido a principalmente a reducir la contaminación atmosférica, el efecto invernadero y el cambio climático. Todos los países de la Unión fueron integrando estas normas en sus propios sistemas, e incluyendo programas activos para cumplirlos.
Sin embargo, en algunos casos, estos esfuerzos no han sido suficientes y la calidad del aire no ha mejorado ni se ha establecido en los límites marcados por la Unión Europea. Este ha sido el caso de importantes urbes de España como son Madrid, Barcelona y Vallés-Baix-Llobregat, tres ciudades que llevan incumpliendo de forma reiterada las normativas europeas y por las que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), ha emitido una sentencia.
Así es la sentencia a España por la mala calidad del aire
La situación con el incumplimiento de los niveles de calidad del aire vienen de lejos en estas tres urbes. Entre 2010 y 2018, los niveles ya superaban lo preestablecido en cuanto al límite de dióxido de nitrógeno en la atmósfera, según se asegura desde el TJUE después de sus evaluaciones. En la sentencia emitida recientemente, se remarcaba el carácter sistemático y continuado del incumplimiento de esta normativa.
Los límites establecidos en la normativa europea para la calidad del aire se encuentran en los 40 microgramos por metro cúbico, lo que ya supone cuatro veces más de lo que viene determinado por las recomendaciones hechas desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), que establece estos límites en 10 microgramos por metro cúbico. Sin embargo, en ciudades como Madrid, los parámetros varían, entendiendo que incluso entre 51 y 100 microgramos se considera un aire "bueno".
La Comisión Europea, la encargada de llevar a España ante el tribunal, ya en 2019 se llegó a la conclusión de que la calidad del aire en estas ciudades españolas era mala y muy por encima de los límites que se fijaron en la directiva europea de mayo de 2008. También se señalaba que el Gobierno de España de aquel entonces, no había adoptado “las medidas adecuadas para que el período de superación fuera lo más breve posible”. Tanto es así, que la situación lejos de mejorar empeoró en 2017 con respecto a años anteriores.
Esfuerzos insuficientes
Esta sentencia supondrá para España una serie de sanciones que pasarán principalmente por el plano económico, pero lo que verdaderamente pone en relieve, es que las ciudades españolas no están haciendo un trabajo adecuado para mejorar la calidad del aire. Si bien es cierto que en ciudades como Madrid ya se han empezado a implementar programas como Madrid 360 y otros proyectos para favorecer la movilidad sostenible, aún siguen siendo escasos. Por su parte, las ciudades catalanas aún se encuentran en más pañales en comparación.
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