Lectura fácil
Carmen Lafuente, bióloga ciega, se examinó para acceder a una plaza de Bióloga Interna Residente (BIR) en el Sistema Nacional de Salud por el turno de discapacidad hace ya más de dos años.
Aunque aprobó con la mejor nota, no encuentra un hospital público que adapte su puesto a las necesidades de una persona con un 78 % de discapacidad visual. Como resultado, el Ministerio de Sanidad le ha quitado su plaza.
En declaraciones a Servimedia, Carmen Lafuente confiesa que “lo que más pena me da es que en ningún momento me dejaron entrar al laboratorio. No he llegado a tomar posesión”.
Tras graduarse en la Universidad de Alcalá de Henares y aprobar el BIR, esta madrileña de 25 años decidió optar por la especialidad de Bioquímica, porque pensó que “era la más fácil de adaptar”.
A la bióloga ciega no le han dado ni una oportunidad para demostrar su valía en el ámbito profesional
Cuando, 15 días antes de tomar posesión, Carmen Lafuente se presentó en el Hospital de Basurto (Vizcaya), se encontró con que los programas informáticos no eran accesibles, cosa muy sorprendente en una administración pública.
Le concedieron unos meses de prórroga en la toma de posesión de su plaza para intentar adaptar el puesto, pero siempre estuvieron oponiéndose.
La bióloga ciega pidió el traslado al hospital Ramón y Cajal de Madrid, donde “al menos sabía que los programas sí estaban adaptados”.
“Pero las pegas eran las mismas. Me decían que yo no iba a ser capaz de sacar adelante la misma cantidad de trabajo que mis compañeros, porque no podía ni obtener ni manipular muestras”, lamenta Lafuente.
Como defensa les hizo saber que en un laboratorio nunca hay una persona sola, que ella podía recibir ayuda en este tema y, a cambio, hacer más trabajo en lo referido al análisis de datos.
Esto se conoce como 'ajustes razonables', un aspecto recogido en la Convención de Naciones Unidas sobre los derechos de las Personas con Discapacidad firmada por España.
“Puedo aprender cómo es el proceso de obtención y manipulación de muestras. Lo que no puedo es garantizar la misma precisión ni la misma velocidad”, apunta Carmen Lafuente.
A su juicio, el problema de fondo radica en que “se espera que los residentes hagamos mucho trabajo a destajo, cuando en realidad estos cuatro años son para formarse”.
Negativas por todos los lados para la bióloga ciega
Ante la negativa del Ramón y Cajal, la bióloga ciega intensificó sus comunicaciones con el Ministerio de Sanidad, que llegó a tantear la posibilidad de que cursase la especialidad de Inmunología.
“Hablaron con la Comisión Nacional y con el Hospital de Donosti para ver si era posible, pero, en base al informe del hospital de Basurto, se negaron también”, comenta decepcionada.
Finalmente el Ministerio de Sanidad le ha retirado los derechos de su plaza, resolución que la bióloga ciega recurrió.
El caso es que tras reunirse con un alto cargo del Ministerio, solamente le indicaron que ellos iban a defender la postura de los hospitales y que la adaptación no es posible.
Mañana termina el plazo para que el Ministerio responda al recurso de alzada que interpuso Carmen Lafuente. El silencio administrativo será su contestación.
Carmen Lafuente ya estudia con los servicios jurídicos de ONCE y del Cermi acudir a la vía contencioso administrativa
“Lo más triste es que ni siquiera me han dejado entrar al laboratorio para comprobar qué podía hacer y qué no podía hacer”, critica Carmen, que recuerda cómo en la universidad sí arreglaron sus problemas con el microscopio.
La bióloga ciega es rotunda: "Yo no engañé a nadie. Me presenté a un examen público por el turno de discapacidad y, si me dejan presentarme y apruebo, esto lo deben tener contemplado. Ahora todos hablan de inclusión, pero hace falta que la pongan en práctica".
Añadir nuevo comentario