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Poco se sabía en 2019 sobre el COVID-19, una enfermedad que azotó a todo el planeta y afecto a millones de personas. A pesar de que han pasado más de dos años de esta pandemia, aún seguimos aprendiendo de la enfermedad y de sus consecuencias en nuestra salud.
Con la perspectiva del tiempo, se encuentran mayores facilidades para el estudio y la investigación de los efectos que va dejando la enfermedad en nuestro organismo, que son necesarios conocer para tratar con mayor eficacia.
Investigaciones resientes apuntan a una interrelación entre la fatiga sufrida por el COVID-19 y el deterioro anímico
Recientemente se ha publicado, en la revista "Neuroscience and Behavioral Psychology", un estudio de un grupo de investigadores del Centro de Cognición y Toma de Decisiones de la HSE y la Academia Médica del Estado Central de Rusia en el que se ha buscado relacionar los trastornos de sueño, la fatiga y la ansiedad sufridas por los pacientes positivos en COVID-19.
Para este estudio se contó con 119 pacientes que dieron positivo en la enfermedad y que además permanecieron hospitalizados durante el transcurso de la misma. Estos pacientes tuvieron que rellenar 4 cuestionarios en lo que se les hacían preguntas referentes a sus síntomas de fatiga, los trastornos que habían padecido del sueño y si habían sufrido episodios de ansiedad o depresión.
También se sometió a los paciente que dieron las puntuaciones más altas en los test a reconocimientos psiquiátricos en busca de una relación entre su estado mental y anímico y el producido por el COVID-19. En el estudió se determinó que el 70 % de los pacientes había sufrido fatiga, uno de los síntomas más comunes de la enfermedad y que el 30 % tuvo alteraciones en el sueño.
Por otro lado, el 28 % de los encuestados afirmó haber padecido un deterioro en su estado anímico, relacionado con la ansiedad o la depresión. El estudio sostiene que este deterioro pudo ser ocasionado precisamente por los síntomas de fatiga , y así mismo, la ansiedad podría haber influido en los trastornos del sueño.
Es por este motivo que los investigadores proponer hacer un estudio en conjunto de estos tres elementos (fatiga, ansiedad y depresión) para reconocer y abordar los síntomas de los pacientes de COVID-19.
Para la responsable de la investigación, Ainur Ragiomova, "aunque la relación entre el estado de ánimo y los trastornos del sueño es intuitiva, es importante examinarlos cuidadosamente y por separado, especialmente en los pacientes tras la infección por COVID-19. [...] Sus problemas de sueño se atribuyen más a menudo a alteraciones fisiológicas, como las consecuencias de una estancia en cuidados intensivos y los efectos de una falta de movimiento prolongada, pero no a trastornos del estado de ánimo. Nuestros datos subrayan una vez más que, cuando los pacientes se quejan de problemas de sueño, es necesario examinar su estado mental tanto durante su enfermedad como una vez finalizada la cuarentena".
Aunque la pandemia parece cada vez más controlada, aún hay mucho que aprender para evitar un mazazo similar al vivido en 2020, por eso este tipo de investigación son tan importantes a la hora de tratar y defendernos de la enfermedad del COVID-19.
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