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Las focas son mamíferos marinos que poseen una habilidad especial que les permite resistir inmersiones prolongadas, ya que pueden detectar directamente los niveles de oxígeno en su sangre, una capacidad que la mayoría de los mamíferos no tiene.
Esto permite a las focas mantenerse bajo el agua por más tiempo y regresar a la superficie antes de que la falta de oxígeno cause un ahogamiento. Esta es la principal conclusión de un estudio realizado por Chris McKnight, de la Universidad de Exeter (Reino Unido), y Jessica Kendall-Bar, de la Universidad de California en San Diego (EE. UU.), publicado en la revista Science.
Las focas evitan el ahogamiento gracias a su adaptación del oxígeno
Los mamíferos marinos que respiran aire han desarrollado diversas adaptaciones fisiológicas para sobrevivir en ambientes acuáticos, incluida la capacidad de regular su temperatura para soportar las presiones de las profundidades. Sin embargo, uno de los desafíos evolutivos más importantes para estos animales buceadores es evitar el ahogamiento.
A pesar de las diversas adaptaciones que estos animales han desarrollado para almacenar mayores cantidades de oxígeno y para tolerar niveles bajos de este elemento en su organismo, aún se enfrentan al riesgo de ahogarse si no son capaces de percibir cuándo se está agotando el oxígeno en su cuerpo. Estas adaptaciones les permiten sobrevivir en condiciones de bajos niveles de oxígeno, pero la falta de una percepción directa de la reducción de oxígeno en sangre puede ser peligrosa.
En general, se cree que los mamíferos no pueden percibir directamente el nivel de oxígeno en su sangre. En cambio, detectan los niveles elevados de dióxido de carbono (CO2), lo que indica que el oxígeno está bajo. Esta acumulación de CO2 provoca sensaciones como la dificultad para respirar, activando respuestas para restaurar el equilibrio de oxígeno.
Habilidad cognitiva
Para determinar si los mamíferos marinos tienen la capacidad de percibir directamente las fluctuaciones en los niveles de oxígeno y responder de manera adecuada, McKnight y Kendall-Bar llevaron a cabo un estudio con focas grises (Halichoerus grypus) capturadas en su hábitat natural. El objetivo era analizar cómo las variaciones controladas en los niveles de oxígeno y dióxido de carbono inhalados influían en el comportamiento de buceo de estos animales.
Los resultados revelaron que la duración de las inmersiones estaba estrechamente relacionada con los niveles de oxígeno en sangre, pero no se veía afectada por las concentraciones de CO2 ni por el pH sanguíneo.
Los investigadores descubrieron que, incluso cuando las focas estaban expuestas a concentraciones de CO2 aproximadamente 200 veces mayores que las del aire que respiramos, el tiempo que permanecían sumergidas no variaba.
Por otro lado, los niveles de oxígeno, ya sea duplicando o reduciendo a la mitad la concentración normal en el ambiente, sí tenían un impacto significativo en la duración de las inmersiones de las focas.
Los autores del estudio concluyen que sus hallazgos proporcionan evidencia sólida de que las focas grises tienen la habilidad cognitiva para percibir los niveles de oxígeno en su sangre, lo que les permite ajustar la duración de sus inmersiones en función de estas percepciones.
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