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La terapia psicológica lleva mucho tiempo cargando con un peso innecesario a sus espaldas. Muchas personas con necesidad de trabajar en su salud mental, suelen tener reticencias a la hora de pedir ayuda. Sin embargo, esto es igual de contraproducente que no acudir al médico cuando nos hacemos una herida grave o tenemos un dolor intenso constante. A esto se le suma la dificultad con dar con un psicólogo/a que se adapte a nuestras necesidades.
3 elementos a tener en cuenta cuando buscamos terapia psicológica
Aunque pueda resultar complicado dar con la terapia psicológica adecuada para nosotros, no es imposible, y cuando lo consigamos, esto tendrá importante beneficios en nuestra salud mental general. Pero para hacerlo, primero hemos de plantearlos algunas cuestiones a tener en cuenta para poder recibir la ayuda que necesitamos:
¿Cuándo necesito iniciar con la terapia?
Puede parecer básico, pero muchas veces no nos hacemos esta pregunta que resulta fundamental a la hora de tomar terapia psicológica. La terapia es una herramienta que es necesaria para aprender a gestionarnos emocionalmente y lidiar con las dificultades que puedan hacer mella en nuestra salud mental. Pero así como es una herramienta, también tiene un momento para empezar a introducirla en nuestra vida y otro en el que debemos caminar solos.
A la pregunta planteada, la respuesta es bastante sencilla: Cuando te sientas preparado/a. Muchas veces nos vemos forzados a iniciar una terapia psicológica y esto puede ser contraproducente en algunos casos, ya que si no nos sentimos preparados, puede tener efectos contrarios a los que buscamos. El momento será cuando sientas que algo no va bien con tu gestión emocional, que sientas que necesitas ayuda y que es momento de introducir cambios en tu vida que te ayuden a sentirte mejor.
Conocer los tipos de terapia
Actualmente en psicología, existen distintos tipos de terapia psicología que se dividen en tres grandes grupos. Ninguna es mejor que otra, simplemente son formas diferentes de aprender herramientas de gestión, así que es importante conocerlas brevemente de forma previa para ver cuál sentimos que se adapte mejor a nosotros:
- Cognitiva-conductual: Es una de las más conocidas y utilizadas actualmente. Hunde sus raíces en la neurociencia y es especialmente utilizada para tratar trastornos de ansiedad, depresión y situaciones de trauma. Consiste básicamente en ayudarnos a transformar estructuras mentales y de pensamientos para que sean más constructivos.
- Humanista: Tiene una visión más completa de la persona. Toma en cuenta el aspecto de la salud física, así como las emociones, nuestro contexto vital y nuestro comportamiento, para dar tratamientos transversales.
- Sistémica: Es quizá la menos común, pero no por ello descartable. Este tipo de terapia trabaja especialmente con nuestras interacciones a nivel de relaciones personales. Tanto con nuestros amigos, familia, compañeros de trabajo e incluso el entorno.
No tiene nada de malo cambiar de psicólogo
Muchas veces pensamos que tenemos un compromiso cerrado con nuestro psicólogo/a, pero esto no es así. Si sientes que el tipo de terapia psicológica que has hecho ya te ha aportado todo lo que necesitas, que no es lo que esperabas o que no terminas de congeniar con tu terapeuta, es momento de buscar ayuda en otro lugar y no pasa nada. Lo importante es que sientas que tu trabajo realmente tiene frutos y importa si te toma tiempo encontrar a la persona indicada para iniciar el camino, lo importante es no rendirte.
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