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En verano, las terrazas y bares se llenan de gente buscando algo fresco para combatir el calor. Helados y refrescos son las opciones más populares, ya que no solo refrescan, sino que los helados también ayudan a satisfacer el apetito con sus diversos sabores.
Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el año pasado cada español consumió una media de 3,23 litros de helado, mientras que el informe de AFI indica que en 2022 el consumo de refrescos per cápita en España fue de aproximadamente 47 litros anuales.
El consumo medio de helado por persona en España es de 3,23 litros
Con el aumento de las temperaturas estivales, las terrazas y bares se convierten en puntos de encuentro animados, donde los clientes buscan alivio del calor. En estas circunstancias, los helados y refrescos se destacan como las opciones más solicitadas para combatir el calor.
Estos productos no solo proporcionan un alivio momentáneo, sino que también ofrecen una experiencia refrescante que, en el caso de los helados, satisface el apetito gracias a su amplia gama de sabores.
El Panel de Consumo Alimentario del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) reveló que el consumo medio de helado por persona en España durante el último año fue de 3,23 litros, abarcando tanto el consumo en casa como en locales de comida.
En comparación, el Informe de Impacto Social y Económico del Sector de Bebidas Refrescantes en España, elaborado por la consultora financiera AFI, indica que en 2022 el consumo de refrescos per cápita en España alcanzó aproximadamente 47 litros anuales.
¿Por qué disfrutamos de los helados con un vaso de agua?
Sin embargo, es común que las personas que disfrutan de un helado o refresco mantengan un vaso de agua cerca, preguntándose por qué estos productos pueden dejarles con más sed, a pesar de su aparente efecto refrescante.
La explicación es que, aunque estos productos ofrecen un alivio temporal del calor debido a su temperatura fría y, en algunos casos, su sabor ácido o amargo, también contribuyen a la deshidratación.
Esto se debe a su alto contenido calórico y a la combinación de azúcares y otros ingredientes que pueden provocar una sensación de sed una vez que los efectos iniciales del frescor han pasado.
El azúcar es un elemento clave en la sed que experimentamos
El azúcar juega un papel importante en la sensación de sed que experimentamos después de consumir helados o refrescos. Estos productos a menudo tienen altos niveles de azúcar, que, al ingresar en el torrente sanguíneo, alteran el equilibrio de líquidos en el cuerpo. Cuando la glucosa en exceso se absorbe, el agua contenida en nuestras células se desplaza hacia el flujo sanguíneo para equilibrar la concentración de azúcar.
Este movimiento provoca que las células se deshidraten, lo que a su vez envía señales al cerebro para que busquemos más líquidos.
Cuando se consume una cantidad elevada de azúcar, como la que se encuentra en muchos helados y refrescos, el organismo experimenta una sed intensa como mecanismo para recuperar el equilibrio.
Un efecto negativo para nuestro bienestar
Un helado de cono con una sola bola puede contener alrededor de 30 gramos de azúcar, equivalente a aproximadamente siete terrones y medio. Esta cantidad supera las recomendaciones diarias de azúcar establecidas por la Organización Mundial de la Salud, que es de 25 gramos para una dieta de 2.000 calorías.
Albert Roca, campeón de España de heladería en 2022, también señala que, si tras comer un helado sentimos una sed urgente, esto puede ser indicativo de que el producto contiene muchos químicos y lácteos, en lugar de ingredientes naturales.
Esto no solo altera el sabor auténtico, sino que también puede afectar negativamente nuestra experiencia y bienestar general.
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