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En la actualidad son muchas las personas que sufren un problema bastante grave de salud, entre ellos la hipertensión. Esta enfermedad afecta a más del 40 % de los adultos en España y representa un riesgo significativo para eventos cardiovasculares graves. En situaciones críticas, el tratamiento con medicamentos puede ser necesario. Sin embargo, muchos casos pueden abordarse con éxito mediante modificaciones en el estilo de vida, especialmente en la dieta y la actividad física.
La hipertensión afecta a un 40 % de los adultos españoles
La hipertensión afecta a más del 40 % de los adultos en España, aumentando el riesgo de eventos cardiovasculares graves. En casos severos, se recurre al tratamiento farmacológico, pero muchos encuentran soluciones en cambios de estilo de vida como dieta y ejercicio.
El ejercicio protege contra la hipertensión al fortalecer el músculo cardíaco, reduciendo así la presión arterial. Además, contribuye al control del peso, especialmente crucial para quienes luchan contra el sobrepeso u obesidad clínica. Los beneficios del ejercicio en la presión arterial se consolidan en uno a tres meses, pero es esencial mantener la actividad física para sostener estos efectos positivos.
¿Qué consecuencias tiene esta enfermedad?
La hipertensión, o presión arterial alta, conlleva consecuencias graves para la salud si no se gestiona adecuadamente. Entre las posibles ramificaciones se encuentran:
- Enfermedades cardiovasculares: La hipertensión se erige como un factor de riesgo determinante para enfermedades cardiovasculares. Puede propiciar el desarrollo de afecciones coronarias, insuficiencia cardíaca y aumentar la probabilidad de sufrir un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular.
- Daño Renal: La elevación sostenida de la presión arterial puede afectar los riñones, provocando un deterioro progresivo de los pequeños vasos sanguíneos en estos órganos. A largo plazo, esto puede desencadenar enfermedad renal crónica o insuficiencia renal.
- Problemas oculares: Si la enfermedad se encuentra descontrolada, puede impactar en los vasos sanguíneos en la retina, incrementando el riesgo de trastornos oculares como la retinopatía hipertensiva, que puede derivar en pérdida de visión.
- Problemas cerebrales: La presión arterial alta constituye un factor de riesgo para enfermedades cerebrales. Puede contribuir al estrechamiento de los vasos sanguíneos cerebrales, incrementando el riesgo de demencia y deterioro cognitivo.
- Problemas vasculares: Esta enfermedad puede ocasionar daño en los vasos sanguíneos en todo el cuerpo, afectando la circulación sanguínea y contribuyendo al desarrollo de enfermedades vasculares periféricas.
- Complicaciones durante el embarazo: La presión arterial alta representa riesgos durante el embarazo, incrementando la posibilidad de preeclampsia, una condición potencialmente perjudicial tanto para la madre como para el feto.
¿Cómo podemos reducirla a través del deporte?
Para reducir la hipertensión de manera significativa, se recomienda dedicar 150 minutos a la semana a actividades aeróbicas moderadas, o 75 minutos a actividades aeróbicas intensas, o alguna combinación equivalente. Un enfoque práctico es realizar al menos 30 minutos de actividad aeróbica la mayoría de los días de la semana.
Las actividades aeróbicas incluyen cualquier ejercicio que eleve la frecuencia cardíaca y la respiración, como deportes intensos (fútbol, baloncesto), ciclismo, escalada de escaleras, baile, jardinería, trotar, nadar o caminar.
Para aquellos que pasan largas horas sentados, una opción es tomar descansos de diez minutos cada hora para estirarse y moverse, como dar un paseo rápido. Además, varias infusiones se consideran beneficiosas para reducir la presión arterial.
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