Lectura fácil
Nuestra huella hídrica ha crecido dos veces más deprisa que lo que ha aumentado la población. A este problema se suma que los efectos del cambio climático hacen que cada vez más territorios sufran las sequías y la escasez de agua.
El planeta cuenta con un 70 % de superficie cubierta por agua, y lo que resta corresponde a la masa continental. Del porcentaje del agua, solo un 3,5 % es agua dulce, y el otro porcentaje, agua salada.
El agua dulce es la que se encuentra contenida en ríos, arroyo y acuíferos naturales, y a nivel superficial, en forma de hielo, en los polos y en las cimas de las montañas.
Nuestra huella hídrica junto al cambio climático hacen una mala combinación
La huella hídrica, o el uso de agua queda distribuido de esta forma:
- Un 70 % corresponde a la agricultura
- El 19 % a la industria
- Un 11 % es del uso doméstico
Cabe destacar que, nuestra huella hídrica ha ido creciendo sin ninguna restricción. Uno de los grandes problemas es el desconocimiento con respecto a las enormes cantidades de agua que se necesitan para que la industria produzca.
El profesor Arjen Hoekstra de la Unesco, ya calificó en el 2002 este suceso como huella hídrica.
Para clarificar este asunto con ejemplos, para producir 1 kilo de pollo se necesitan 4.000 litros de agua, y para 1 kilo de arroz, unos 3.000, o simplemente 4.400 para producir un par de zapatos.
Según el informe 'Perspectivas de la Población Mundial 2019' de las Naciones Unidas, se estima que seremos casi 10.000 millones de personas en 2050.
Los problemas medioambientales, la destrucción de millones de hectáreas cuando se incrementa la población, la deforestación no auguran nada bueno, y los estragos ya se dejan ver con los fenómenos meteorológicos y la contaminación.
España se sitúa entre los 10 países con mayor huella hídrica del mundo, y se sitúa el segundo en Europa, detrás de Portugal
La Organización Mundial de la Salud recomienda el consumo medio de entre 50 y 100 litros de agua al día para satisfacer las necesidades básicas.
Así que, según los expertos, conviene cambiar algunos hábitos y cogerle la mano a la tecnología y seguir la economía circular para reducir todo lo posible la huella hídrica.
Según apuntan, la revolución hídrica tiene que realizarse siguiendo varios factores:
- Transformación digital: mediante plataformas web y apps móviles para que operarios y ciudadanos tengan un mayor control del consumo de agua.
- Instalación de contadores inteligentes: así se podría detectar fugas que den lugar al desperdicio, así como implantar sistemas de riego optimizados para cada cultivo.
Asimismo, los expertos siguen aludiendo a la puesta en marcha de una economía circular. Además, muchos hablan ya de las biofactorías, que son una especie de estaciones de aguas residuales, pero muy avanzadas, en las que el desperdicio de agua y de energía es mínimo o 0.
Por otro lado, para reducir la huella hídrica, también se necesita de la utilización de agua regenerada para el riego urbano y para la agricultura o limpieza de las ciudades.
Añadir nuevo comentario