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La pérdida de potencia muscular comienza a partir de los 30 años y se acelera desde los 50. Ésta es una de las conclusiones de dos estudios realizados por investigadores del Ciber de Fragilidad y Envejecimiento Saludable (Ciberfes) y la Universidad de Castilla La Mancha.
- Entre los 30 y los 50, decrece a razón de 1 % cada año
- De 50 a 80, se pierde de 2 a 5 % por año
- Por encima de los 80 la pérdida alcanza hasta el 6-9 % por año de media
“Esta información es muy relevante para la aplicación de políticas sanitarias que actúen sobre determinados grupos de edad cuando aún se está a tiempo de prevenir los problemas de dependencia funcional que podrían ocurrir en el futuro”, señaló Ignacio Ara, coordinador de los estudios del Ciberfes y de la Universidad de Castilla La Mancha.
La potencia muscular influye en la funcionalidad física de las personas mayores
“La evidencia ha mostrado que la potencia muscular es la principal variable que influye en la funcionalidad física de las personas mayores. Sin embargo, hasta la fecha no existían puntos de corte ni valores normativos que nos permitieran diagnosticar una bajada de esta característica, o simplemente conocer si los niveles de una persona son normales o incluso positivamente altos con respecto al resto de la población”, agregó Ignacio Ara.
Los resultados fijaron que los niveles mínimos de potencia muscular se corresponden con 2,1 W/kg en mujeres y 2,6 W/kg en hombres. Las personas mayores por debajo de estos valores tuvieron 10 veces más riesgo de padecer limitaciones funcionales.
A partir de los datos obtenidos, el estudio recoge también unas tablas con las cifras de referencia para cada sexo, que permiten ofrecer información al paciente o usuario sobre si sus niveles son bajos, normales o elevados con respecto al resto de la población.
“De esa manera podremos prevenir cuando una persona se está acercando a valores de riesgo e intervenir mediante un programa de ejercicio físico individualizado que mejore la potencia muscular relativa”, explicó Julián Alcázar, investigador del primer estudio.
El segundo trabajo se centró en identificar qué valores de fuerza relativa determinan que una persona padezca un problema de dependencia física grave, como es no poder levantarse de una silla de altura estándar (45 cm) sin ayuda de los brazos.
“Esta actividad es de vital importancia en el día a día, ya que es la antesala de cualquier otra actividad, y requiere de unos niveles mínimos de potencia muscular relativa en las piernas para poder llevarse a cabo”, apuntan los investigadores.
Los resultados revelaron que, aunque el nivel de fuerza relativa necesario para levantarse de una silla depende de la estatura, el umbral promedio necesario es de aproximadamente 1,0 W/kg, sin estar influido en este caso por la variable del sexo.
Se han establecido umbrales que indican si se puede o no revertir la situación muscular
Además, los investigadores encontraron que, entre las personas mayores que no alcanzaban ese valor mínimo, el 100 % padecían problemas de movilidad, como una baja velocidad de la marcha, y aproximadamente el 50 % padecía algún tipo de discapacidad en actividades de la vida diaria, como el aseo personal.
Por ello, “el umbral de potencia muscular relativa identificado (1 W/kg) podría ser un valor crítico, ya que revertir la situación muscular y funcional en personas mayores por debajo de ese nivel resultaría una tarea muy complicada, en comparación con aquellas personas mayores que están por encima del valor mencionado”, subrayó Alcazar.
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