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La lepra, una de las dolencias más antiguas y más estigmatizadas, es una enfermedad infecciosa crónica causada por Mycobacterium leprae, un bacilo acidorresistente con forma de curva.
El ser humano es el único blanco conocido para esta enfermedad. Aunque el contagio es muy difícil, se produce de persona a persona por contacto directo cuando hay proximidad con un enfermo no tratado debido a que se transmite a través de gotículas nasales y orales.
¿Qué es la lepra?
Esta enfermedad afecta principalmente a la piel, los nervios periféricos, la mucosa de las vías respiratorias altas y los ojos. La lepra es una enfermedad curable. Si se trata en las primeras fases, se puede evitar la discapacidad que termina provocando.
En países desarrollados se dan algunos casos aislados, normalmente por el consumo de animales salvajes, especialmente armadillos. Cuando oímos hablar de la lepra es fácil que nos recuerde a incontables historias sobre leprosos de la Edad Media.
La lepra es una enfermedad muy antigua
Nos recuerda al pasado porque la lepra es una enfermedad antigua, descrita ya en la literatura de las civilizaciones de la Antigüedad. A lo largo de la historia, los enfermos con lepra se han visto condenados al ostracismo por sus comunidades y familias.
La lepra no es una enfermedad desconocida en países económicamente desfavorecidos. Tanto que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), solo en 2017, esta enfermedad afectó a 211.009 personas en 159 países diferentes.
Esta enfermedad se puede curar con un tratamiento médico
Puede curarse con un tratamiento médico, compuesto por varios medicamentos. Gracias a ello, en el año 2000 dejó de considerarse un problema de salud pública a nivel mundial. Sin embargo, muchas personas en el mundo siguen sufriéndola, por lo que no es una enfermedad desaparecida.
En el pasado el tratamiento de la lepra era distinto. El primer avance importante se realizó en la década de 1940 con el desarrollo de la dapsona. La larga duración del tratamiento, de años o a menudo durante toda la vida, dificultaba su cumplimiento.
Tratamiento multimedicamentoso
En la década de 1960, M. leprae empezó a presentar resistencia a la dapsona, el único medicamento antileproso conocido por entonces. A principios de esa década se descubrieron la rifampicina y la clofazimina, que posteriormente se añadieron al régimen terapéutico que más tarde se denominó tratamiento multimedicamentoso (TMM).
La OMS recomendó en 1981 el TMM, que en la actualidad consiste en tres fármacos: dapsona, rifampicina y clofazimina. El tratamiento tiene una duración de 6 meses en los casos paucibacilares y de 12 meses en los multibacilares. El TMM mata al patógeno y cura al paciente.
Menos de 1 caso por cada 10.000 habitantes
Desde 1995, la OMS proporciona TMM gratuito a todos los enfermos del mundo con lepra. Inicialmente, el TMM fue financiado por la Fundación Nippon, y desde 2000 mediante un acuerdo de donación con Novartis, que recientemente se ha comprometido a ampliar la donación hasta 2020.
La eliminación de la lepra como problema de salud pública (definida como una prevalencia registrada de menos de 1 caso por 10.000 habitantes) se logró en todo el mundo en 2000. A lo largo de los últimos 20 años se han tratado con TMM más de 16 millones de pacientes con lepra.
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