La deforestación en el Congo... ¿ha resucitado a los dinosaurios?

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02/03/2025 - 12:00
 Parque Nacional de Odzala-Kokoua es un refugio vital para elefantes y gorilas de la selva

Lectura fácil

Los árboles comenzaron a temblar, los monos chillaron y las aves alzaron el vuelo en desbandada. En el corazón del Parque Nacional de Odzala-Kokoua, Selah Abong'o se quedó inmóvil, convencida de que estaba ante una criatura legendaria: el mokele-mbembe, el supuesto dinosaurio del Congo... y la causante de esta aparición es mi más ni menos que la deforestación.

Corría el año 2003 cuando Abong'o, una joven conservacionista congoleña, se encontraba en la selva investigando un brote de ébola que había diezmado a más de 5000 gorilas occidentales de llanura. Sin embargo, en ese instante, la epidemia quedó en segundo plano frente a su creciente temor.

"Era un gran elefante de bosque", recuerda ahora entre risas. "Aquí no tenemos dinosaurios, pero es fácil confundir un elefante o un hipopótamo con uno cuando eres inexperta. Entonces era una novata", confiesa.

La leyenda que no muere... y que la deforestación aviva

Han pasado dos décadas desde aquel episodio, pero la historia del mokele-mbembe sigue viva, contada en aldeas y enriquecida con cada nuevo "avistamiento". Para Abong'o, la deforestación tiene un papel clave en la permanencia de este mito.

Desde aquel día, la deforestación ha causado grandes estragos, la cuenca del Congo ha perdido 23 millones de hectáreas de bosque, una superficie comparable a la del Reino Unido. A medida que las comunidades humanas expanden sus asentamientos en la selva, los encuentros con la fauna salvaje se vuelven más frecuentes. La leyenda del mokele-mbembe ha evolucionado de una curiosidad pseudocientífica a un relato local profundamente arraigado.

"En las comunidades donde el hábitat está desapareciendo, las personas que nunca antes habían visto animales grandes ahora los encuentran con regularidad", explica Laura Vlachova, conservacionista checa. "Son ellos quienes me dicen que han visto al mokele-mbembe. Para mí, esto refleja cómo el folclore se adapta a la realidad de un ecosistema cada vez más reducido a causa de la deforestación".

Entre mitos y realidad

Las historias sobre el "que detiene los ríos" han existido durante siglos entre los ba'aka, un pueblo originario de la región. Si el mokele-mbembe tuviera una morada, esta podría ser el remoto lago Tele, rodeado de selva virgen en los pantanos de Likouala.

El lago se encuentra dentro de la Reserva Comunitaria del Lago Tele, un refugio de 4400 kilómetros cuadrados donde estudios de 2006 y 2007 revelaron la presencia de 125 000 gorilas, una cifra que superaba la estimación mundial de la especie en ese momento.

A pesar de su aislamiento, la deforestación avanza. La agricultura de roza y quema es una práctica común, donde los agricultores talan árboles para sembrar mandioca, plátanos y maíz. En pocos años, el suelo se agota y los agricultores despejan nuevas áreas, repitiendo un ciclo destructivo.

En 2023, el bíologo Joseph Oyange presenció este fenómeno en el norte del Congo. Desde una granja, vio el humo de la selva recién quemada, alterando el hábitat de los gorilas. Por la noche, los primates buscaban alimento en los campos, dejando huellas en los cultivos. Un adolescente, al escuchar los gruñidos de los gorilas, afirmó haber oído al mokele-mbembe.

"Siempre hay algo de verdad en estos mitos", comenta Allard Blom, del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). "No los descarto del todo, pero hasta que alguien me muestre pruebas de un animal parecido a un dinosaurio, seguiré escéptico".

La selva en peligro

Más allá de las leyendas, la cuenca del Congo es un ecosistema vital para la humanidad. Como el "pulmón de África", absorbe 1500 millones de toneladas de CO2 al año, siendo el mayor sumidero de carbono del mundo.

Pero está en peligro a causa de la deforestación. La expansión de la agricultura, la minería, la tala y la caza ilegal deterioran la selva. La corrupción permite la explotación descontrolada de los recursos. La proximidad entre humanos y fauna aumenta el riesgo de enfermedades zoonóticas como el ébola o la COVID-19.

El comercio también pone en peligro a los primates. Gwili Gibbon, de African Parks, señala que las poblaciones de gorilas y chimpancés disminuyen cada año debido a la caza y la pérdida de hábitat.

Para Selah Abong'o, el recuerdo de su "encuentro" con el mokele-mbembe sigue presente. "Mis colegas todavía se burlan de mí", admite con una sonrisa. "Pero ahora lo veo de otra manera. Si la gente sigue confundiendo elefantes y gorilas con un mokele-mbembe, es porque la selva se está reduciendo. Y eso es mucho más aterrador que cualquier criatura mitológica".

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