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Cuando pensamos en 'low cost' se nos vienen una serie de empresas y marcas a la cabeza. Y es que este concepto lleva tiempo arraigado en el consumo español y cada vez es más popular. La guerra de los precios bajos se ha visto alimentada principalmente a las dificultades económicas de muchas familias, pero también al nuevo concepto de consumo, que no es tan nuevo, pero sí llevado al extremo, de productos prácticamente desechables, pero muy a la moda y a precios irrisorios.
Y es que el 'low cost' también se entiende con otros conceptos igual de cargados de anglicismos como el 'fast-fashion' o similares, con las consecuencias que esto está suponiendo al medioambiente. Un reciente estudio del consumo europeo realizado por el Observatorio Cetelem, ha analizado diversos hábitos de consumo europeos y los resultados han sido bastante esclarecedores sobre cómo la cultura de los precios bajos se ha ido asentando en el continente, en especial en España.
La cultura del 'low cost' arrasa en España
Según los datos del Observatorio, la cultura del 'low cost' se encuentra bastante asentada en Europa, ya que el 90 % de los europeos encuestados reconoció haber escuchado hablar de este concepto, un concepto que es más que conocido por un 80 % en los país del Sur de Europa como Portugal, España o Italia. De hecho, España es el país más familiarizado con este concepto, según la encuesta, mientras que otros países como Eslovaquia o Austria apenas saben con exactitud a qué hace referencia.
Así es mucho más fácil comprender que el 63 % de los españoles haya reconocido haber consumido productos 'low cost' alguna vez y que empresas como el gigante de moda Primark haya escogido nuestro país para instalar una de sus tiendas más grandes de Europa en el corazón de la capital. Que este concepto no solo se expanda, sino que haya tenido una buena acogida en países como los mencionados no es ninguna casualidad.
Las economías de estos países se vieron ampliamente debilitadas y continúan en proceso de mejora para alcanzar a otros compañeros de europeos. Pero sin lugar a dudas lo que más ha influenciado ha sido el cambio de mentalidad de grandes empresas que han empezado a trabajar con productos de calidad cuestionable a precios muy bajos vendiendo especialmente un consumo y una moda rápida. Es por este motivo que el 'low cost' no siempre tiene beneficios.
A costa de qué
Detrás de muchos de los productos 'low cost' que conocemos, suelen esconderse no solo explotación laboral, sino también una producción poco respetuosa con el medioambiente y un concepto que no anima precisamente a la reutilización o el reciclaje. Suelen ser productos de baja calidad que pueden acabar en la basura mucho antes de lo esperado, o que siguen una moda que dura apenas una temporada, lo que promueve una producción más voraz y por tanto una acumulación de residuos mayor.
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