Las mascarillas tardan 400 años en desaparecer de la naturaleza

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07/11/2020 - 08:00
Una mascarilla abandonada en un entorno natural / EUROPA PRESS/ECOEMBES

Lectura fácil

La actual situación de crisis sanitaria ha hecho que las mascarillas se hayan convertido en una herramienta básica de nuestro día para combatir la COVID-19, elementos de protección que, por su uso, no pueden ser reutilizados, a no ser que se empleen mascarillas de tela, que pueden tener varios usos.

De hecho, el Gobierno recomienda adquirir cuando sea posible las mascarillas reutilizables (de especificación UNE 0065). Y es que, según la Fundación para el Conocimiento Madrid, si la mitad de la población de España usa una nueva mascarilla quirúrgica cada día, se consumirán alrededor de 705 millones por mes.

El problema es que una mascarilla higiénica común, abandonada en un entorno natural, puede tardar en degradarse entre 300 y 400 años. Y, mientras desparece, puede afectar de múltiples formas a la flora y fauna del entorno, al agua y a los suelos que conforman ese espacio; o incluso acabar en el mar, uniéndose a los más de ocho millones de toneladas de residuos plásticos que se vierten anualmente a los océanos.

En el mundo se consumen aproximadamente 129.000 millones de mascarillas desechables cada mes

Según un estudio de Environmental Science & Technology, el mundo está utilizando aproximadamente 129.000 millones de mascarillas desechables cada mes. Como decíamos, el abandono incontrolado de este tipo de residuos trae consigo graves consecuencias para los entornos naturales.

Además de contaminar los ecosistemas, otro de los aspectos más preocupantes es que las mascarillas ya utilizadas son un vector de contagio del virus. Esto supone un grave problema para la fauna, que además las pueden llegar a ingerir o quedarse atrapadas en ellas. Recuerda que para evitar esto antes de tirar las mascarillas, debes cortar las gomas para evitar posibles enredos.

Por este motivo, Libera el proyecto creado por SEO/BirdLife en alianza con Ecoembes, quiere recordar a la sociedad a través de su campaña #NoAbandonesTusGuantesYMascarillas la importancia de ser responsables en la gestión de estos nuevos residuos y que siempre acaben en la papelera o contenedor de resto y no en el suelo de entornos urbanos, o naturales, ya que podrían convertirse en una nueva tipología de basuraleza y generar un impacto ambiental.  

Un problema que afecta a los entornos naturales

El abandono de mascarillas es un problema ambiental de primer orden sobre el que la ciudadanía debe estar ampliamente concienciada.

Por desgracia, España no es ajena a la contaminación que provoca el abandono de residuos plásticos y metálicos, papeles y cartones o colillas en espacios naturales. Debemos actuar en el origen, apelando a nuestra responsabilidad individual y modificando nuestros hábitos de consumo.

En un momento en el que todos debemos actuar con responsabilidad, protegiéndonos y protegiendo a nuestros conciudadanos con el uso de mascarillas, es importante ampliar esa protección a los entornos naturales, que nos proveen servicios básicos como el aire limpio, agua y alimento, evitando abandonar mascarillas  o cualquier otro residuo.

La Fundación Reina Sofía, que colabora con Libera desde hace tres años, se une también a este llamamiento para aumentar la concienciación de la sociedad en torno a las mascarillas

A pesar de que aún sigue habiendo ciudadanos que arrojan sus residuos en los entornos naturales, los españoles están cada vez más concienciados sobre el problema que genera su abandono. Esta una de las conclusiones del III Estudio sociológico sobre las “Actitudes frente a la basuraleza” que se ha desarrollado desde el Proyecto Libera.

Así, un 68,3% de los encuestados asegura percibirse bastante o totalmente concienciado sobre el abandono de mascarillas.

Además, poco a poco los españoles empiezan a ser más proactivos y recogen la basura en mayor medida, a la vez que desciende el porcentaje de personas que no hace nada puesto que consideran que no es su responsabilidad. En esta línea, un 47,3% asegura recoger cualquier residuo que se encuentra, aunque no sea suyo; un 33,2% llama la atención si ve a alguien que tira basura mientras que un 11,5% declara dejarlo ahí porque no es su responsabilidad.

Además, cabe destacar que para los entrevistados, la vergüenza, la pena y la rabia son los principales sentimientos que les aparecen cuando se encuentran basura y mascarillas abandonadas en la naturaleza.

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