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Ilias, un joven marroquí, llegó a España a los 14 años tras arriesgar su vida en el mar. Fue rescatado por la Guardia Civil y acogido en un centro de la Fundación Accem, donde aprendió el idioma, recibió apoyo psicológico y retomó sus estudios. Como él, miles de menores migrantes enfrentan desafíos lingüísticos, legales y sociales en busca de un futuro mejor.
En el 2023 aumentaron las llegadas de menores migrantes a España
Ilias, un joven marroquí, llegó a España a los 14 años tras un arriesgado viaje en el mar. Fue rescatado por la Guardia Civil y trasladado a un centro de acogida en Murcia, donde aprendió español, recibió apoyo psicológico y retomó sus estudios. Como muchos menores migrantes, dejó a su familia atrás en busca de un futuro mejor.
En 2023, aumentaron las llegadas de menores no acompañados a España, impulsadas por la pobreza y la inestabilidad en sus países de origen. Estos jóvenes enfrentan barreras como el idioma, los trámites legales y la discriminación, pero también destacan por su esfuerzo y resiliencia para integrarse y alcanzar sus metas.
El camino hacia la regularización de menores extranjeros no acompañados en España está marcado por trámites burocráticos largos y complicados. Las fundaciones desempeñan un papel clave para las personas migrantes, ayudándoles a obtener documentación que les permita estudiar, trabajar y alcanzar la autonomía. Sin embargo, estos procesos suelen retrasarse, generando incertidumbre y limitando sus oportunidades.
El desafío es mayor para quienes se acercan a los migrantes de 18 años, ya que deben regularizar su situación antes de cumplir la mayoría de edad para evitar quedar desprotegidos. Además, muchos jóvenes enfrentan dificultades para renovar documentos, lo que impide visitar a sus familias o avanzar en su integración. A pesar de las mejoras legislativas, aún persisten barreras que exigen soluciones más ágiles y efectivas.
Un largo camino hacia la independencia
Moumad, de 23 años, se emancipó tras vivir en un piso de acogida para extutelados en Cataluña, donde aprendió habilidades básicas para vivir de forma independiente. Trabaja y envía parte de su salario a su familia en Marruecos. Aunque enfrentó dificultades para encontrar vivienda debido a prejuicios, siempre ha recibido apoyo de sus vecinos.
En España, existen programas para evitar que los jóvenes migrantes caigan en la exclusión social al cumplir 18 años, pero no todas las comunidades tienen el mismo nivel de apoyo. Moumad ahora trabaja en la fundación que le ayudó y estudia integración social.
Desafíos legales, económicos y prejuicios sociales
Los jóvenes migrantes enfrentan no solo desafíos legales y económicos, sino también el peso de los prejuicios sociales. Desde la Fundación Accem se destaca que muchos de ellos sufren estigmatización debido a percepciones erróneas sobre la inmigración.
Las fundaciones trabajan para brindarles apoyo emocional y espacios seguros donde puedan sentirse respetados y reconocidos. Además, buscan enseñarles sus derechos y cómo enfrentar los prejuicios sin que estos les afecten. Aunque sueñan con regresar algún día a sus países si las condiciones mejoran, su objetivo en España es contribuir con esfuerzo y trabajo digno.
"Solo queremos una oportunidad para salir adelante y apoyar a nuestras familias", asegura Ishak, subrayando su agradecimiento por la acogida y su voluntad de integrarse plenamente.
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