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El cambio climático está causando un aumento alarmante en las amenazas a la salud global. Según el último informe de Lancet Countdown sobre salud y cambio climático, las muertes por calor en personas mayores de 65 años han aumentado en un 167 % desde los años 90, un incremento superior al previsto si no hubieran cambiado las temperaturas.
Este informe, publicado por la University College de Londres y respaldado por la OMS y la OMM, alerta de la urgencia de redirigir los recursos invertidos en combustibles fósiles hacia una economía más sostenible para proteger la salud y los medios de vida de la población.
El informe surge en un contexto marcado por olas de calor récord, sequías prolongadas e incendios forestales devastadores, hechos que exponen a la población mundial a mayores riesgos y son cada vez más frecuentes debido al calentamiento global. Esta realidad se debatirá en la Cumbre del Clima COP29, donde se abordarán medidas urgentes para mitigar estos impactos en salud y seguridad.
La inminente crisis de salud por las altas temperaturas
Uno de los datos más impactantes del informe Lancet Countdown es el aumento de 50 días en el promedio de exposición anual de la población mundial a temperaturas consideradas peligrosas para la salud en comparación con años sin cambio climático. Esta exposición extrema ha provocado no solo muertes por calor, sino también problemas graves como inseguridad alimentaria. En 2023, aproximadamente el 48 % de la superficie terrestre experimentó sequía extrema, afectando la producción agrícola y aumentando la inseguridad alimentaria de millones de personas en todo el mundo.
Marina Romanello, directora ejecutiva de Lancet Countdown, destacó que esta situación se agrava con la continua dependencia de los combustibles fósiles y las emisiones de gases de efecto invernadero, elementos que están “avivando el fuego” del cambio climático. A pesar de los avances en energía renovable, los gobiernos y empresas todavía dedican millones a financiar actividades que contribuyen al calentamiento global. Romanello subraya que destinar esos recursos a una transición energética justa mejoraría la salud pública y generaría beneficios económicos.
Reasignación de recursos y adaptación para un futuro saludable
El informe también resalta que actualmente existen recursos financieros suficientes para alcanzar un escenario de cero emisiones netas y crear un entorno saludable para luchar contra las muertes por calor. Sin embargo, la inversión en combustibles fósiles continúa frenando esta transición.
Los expertos instan a los gobiernos a replantear sus presupuestos y destinar los fondos a energías limpias, lo cual no solo reduciría los impactos del cambio climático, sino que también ofrecería mejoras en la calidad del aire, del agua y en la seguridad alimentaria.
Además, el informe sugiere una transformación de los sistemas financieros hacia uno que priorice la salud global, lo que incluye reorientar los subsidios destinados a industrias contaminantes hacia iniciativas de energía renovable y prácticas sostenibles. La transición a una economía libre de emisiones y centrada en el bienestar general es fundamental no solo para preservar la salud humana, sino también para construir un sistema económico sostenible y seguro para las próximas generaciones.
Este estudio, que sirve de guía para la discusión de políticas en la COP29, refleja la importancia de tomar medidas inmediatas para proteger la salud de las poblaciones vulnerables, acabar con las muertes por calor, promover la justicia climática y construir una economía global más resiliente frente al cambio climático.
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