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Cerca de 5 millones de niños en Burkina Faso, Malí y Níger necesitarán ayuda humanitaria en el transcurso de 2020 por el incremento de la violencia.
Esa violencia incluye ataques contra niños y civiles, secuestros y reclutamiento de niños en grupos armados, según las estimaciones de Unicef hechas públicas este martes.
La directora regional de Unicef para África Occidental y Central, Marie-Pierre Poirier, manifestó que "si miramos lo que está ocurriendo en el Sahel central, es imposible no sentirse impactado por la escalada de violencia que están sufriendo los niños. Están siendo asesinados, mutilados y abusados sexualmente, y cientos de miles de ellos han vivido experiencias traumáticas".
En el 2019 se registró un repunte de ataques violentos contra los niños del Sahel
Durante el año pasado, hubo un grave repunte de ataques contra los niños. Por ejemplo en Malí, durante los tres primeros trimestres de 2019, se registraron 571 violaciones graves de los derechos de los niños, una cifra significativamente más alta en comparación con las 544 de 2018 y las 386 de 2017.
Desde principios de 2019, más de 670.000 niños en toda la región se han visto obligados a huir de sus hogares debido a los conflictos armados y la inseguridad.
"Los niños afectados por la violencia en el Sahel central necesitan urgentemente protección y apoyo", ha dicho Poirier. Es por ello que Unicef hace un llamamientos para acabar con esos ataques contra la población infantil en sus hogares, escuelas o centros de salud.
Desde la ONG piden un acceso seguro a todos los pequeños afectados, de conformidad con los principios humanitarios, e instan a todas las partes que los protejan y faciliten el acceso de la población a los servicios sociales.
"Esa es una piedra angular para la cohesión social, que, además, ayuda a prevenir conflictos” comentaba Poirier
El aprendizaje de los más pequeños se ve altamente afectado por estos conflictos y ataques
Asimismo, el aumento de la violencia también tiene implicaciones devastadoras en el aprendizaje de los niños. A finales de 2019, más de 3.300 escuelas en los tres países mencionados estaban cerradas o inoperativas, estas cifras son seis veces más que en abril de 2017, lo cual afectaba a 650.000 niños y 16.000 maestros.
La inseguridad y los desplazamientos están obstaculizando el acceso de los niños y familias a servicios de primera necesidad, alimentos y suministros nutricionales, y esto causa factores de riesgo que pueden conducir al deterioro de la salud y del estado nutricional de los niños.
Unicef estima que, en todo el Sahel central y durante este año, más de 709.000 menores de 5 años sufrirán desnutrición aguda grave y necesitarán tratamiento para sobrevivir.
Mientras tanto, el acceso de las familias a agua potable también se está reduciendo. Solo en Burkina Faso, disminuyó en un 10% de 2018 a 2019 en las áreas donde los desplazados internos representan más de una quinta parte de la población. Algunas zonas han experimentado una disminución de hasta un 40%.
Unicef está trabajando en terreno con sus aliados, tanto en Burkina Faso como en Malí y Níger, para brindar a los niños el apoyo y los servicios que necesitan con urgencia en materia de protección, educación, salud, nutrición, agua y saneamiento. Unicef necesita casi 208 millones de dólares (unos 189 millones de euros) para dar respuesta humanitaria en la zona central del Sahel durante este año.
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