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El Gobierno planea una reorganización de las materias educativas, especialmente en la Educación Secundaria Obligatoria (ESO, de 12 a 16 años) y el Bachillerato (de 16 a 18). El primer documento oficial del rediseño, al que ha tenido acceso EL PAÍS, plantea nuevas asignaturas, pero lo que más nos ha llamado la atención es cómo modifica la Historia de España, entre otros cambios.
La nueva estructura educativa, lo que se conoce como ordenación académica, es uno de los principales elementos de desarrollo de la Lomloe, la ley de Educación aprobada en diciembre. El Ministerio de Educación ha enviado su propuesta a las comunidades autónomas, que podrán ahora plantear sugerencias al respecto, aunque la última palabra la tiene el Gobierno.
Los cambios, que serán aprobados mediante decreto, entrarán en vigor el curso que viene en los niveles impares (como primero de la ESO y Bachillerato) y al siguiente en los pares.
Historia de España: Obligatoria en segundo de Bachillerato
El Ministerio de Educación ha rediseñado la materia de Historia de España, obligatoria en segundo de Bachillerato, dando un giro a los contenidos elaborados en la época del exministro del PP José Ignacio Wert, que todavía están en vigor.
El borrador de la nueva asignatura, al que ha tenido acceso EL PAÍS, tiene como eje principal el “complejo camino” recorrido por el país hacia la democracia.
Aborda la “diversidad identitaria” en materia de “sentimiento nacional” y, además, analiza la influencia de las ideologías y creencias religiosas en la evolución política del Estado, deteniéndose en las “grandes reformas estructurales” emprendidas por la II República y las “reacciones antidemocráticas” que generaron, el golpe de Estado, la Guerra Civil y la dictadura de Franco.
El borrador también examina el progreso económico español y sus claroscuros, las condiciones de vida y de trabajo, el papel de las mujeres, tradicionalmente ensombrecido, y el peso de la geografía en el devenir histórico del país a lo largo de los siglos, entre otras cuestiones.
El temario de Historia de España será analizado ahora por las comunidades autónomas, para que expresen su opinión, antes de ser publicado como real decreto en las próximas semanas con los del resto de asignaturas del Bachillerato. Está previsto que se implante en el curso 2023-2024 y se impartirá al menos dos horas a la semana, un horario que las autonomías pueden ampliar.
Las clases deben contextualizar la historia de España con lo que sucedía en el resto del mundo
El currículo estatal establece los mínimos que deben aprender todos los alumnos de forma obligatoria en toda España. Que no aparezcan determinados contenidos no significa que no se vayan a impartir en el aula, pues el texto aún tiene que ser completado por las CCAA, por los centros y por los profesores, pero quedará, eso sí, al albur de lo que decida cada uno de ellos.
José Ignacio Wert enumeró "de forma demasiado exhaustiva" lo que los alumnos tenían que aprender, según los docentes. Ahora se va hacia el lado contrario y se intenta acercar más la materia a la vida cotidiana del alumnado, además de impulsar metodologías como el aprendizaje basado en proyectos.
Entre los objetivos de la nueva asignatura de Historia de España figura que el alumnado sea capaz de formarse “juicios propios argumentados en fuentes fiables y en trabajos históricos contrastados, que eviten la desinformación y favorezcan el diálogo”. Y que aprendan a “valorar los aciertos, logros y avances” alcanzados por el país “hasta llegar al actual Estado social y de derecho en el que se fundamenta nuestra convivencia democrática, pero también las dificultades, conductas, acciones y retrocesos que han marcado en el tiempo situaciones traumáticas y dolorosas, que la sociedad en su conjunto debe conocer para poder superarlas”.
A lo largo del curso, los alumnos realizarán su propio proyecto de investigación, conectado en la medida de lo posible con su entorno.
El temario de Historia de España arranca con la Constitución de Cádiz de 1812, avanza comparando los regímenes que se sucedieron “desde el fin del absolutismo y el reinado de Isabel II hasta la Restauración y la Constitución de 1931″, y llega hasta la Constitución de 1978, “inicio de la etapa de convivencia pacífica y democrática más larga y duradera de la historia de España”.
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