Y es que, el clima, es salud. Desde hace ya un buen puñado de años estamos acostumbrados a informes que alertan sobre el impacto que el cambio climático tiene sobre las muertes causadas por el calor, las vidas que se cobra la contaminación atmosférica o el saldo letal de inundaciones. Y no porque sea poco, precisamente.
Según los datos de Eurostat, España se posiciona en el noveno puesto dentro del ranking en cuanto al consumo de electricidad a partir de las fuentes de energías renovables, situadas sobre todo en las zonas rurales del país.
El cambio climático es una realidad y amenaza el futuro de la Tierra. Esta circunstancia puede tener impactos psicológicos en algunas personas, un fenómeno conocido como ecoansiedad.
Al igual que los animales necesitan de la vegetación, también ocurre a la inversa. La falta de fauna en los ecosistemas vegetales pueden provocar daños en la flora, e incluso provocar la redistribución vegetal.
Un calentamiento global de 2ºC más respecto a la era preindustrial debido al cambio climático prolongaría el verano entre 20 y 21 días más respecto a los 91 días actuales.
La crisis climática y los gases de efecto invernadero son las principales causas de nuestro planeta, pero es importante conocer qué tipos de gases existen y cómo podemos disminuir sus consecuencias.