La IA predice cómo será un mundo sin papel y su impacto en España

Imaginar un mundo sin papel es mucho más que visualizar oficinas sin documentos impresos o estudiantes sin libros. La ausencia de este material esencial tendría profundas consecuencias en aspectos tan importantes como el desarrollo de numerosos sectores industriales, la gestión de las masas forestales, el reciclaje o la economía circular.

ASPAPEL, la Asociación Española de Fabricantes de Pasta, Papel y Cartón, ha preguntado a la Inteligencia Artificial cómo sería un mundo sin papel para reflexionar sobre la importancia de este material, clave para el desarrollo social, ambiental y económico.

La IA y el fin del papel: ¿una realidad cercana?

La revolución digital avanza a pasos agigantados, y uno de los cambios más significativos que plantea es la posibilidad de un mundo sin papel. La Inteligencia Artificial (IA) juega un punto clave en esta transición, ya que permite automatizar procesos, almacenar información en la nube y reducir la necesidad de documentos físicos. En este contexto, la IA ya ha comenzado a modelar cómo sería un futuro totalmente digital y las consecuencias específicas que esto tendría en países como España.

La digitalización total no es solo una tendencia: es una necesidad impulsada por la sostenibilidad, la eficiencia y la conectividad. Cada año se consumen millones de toneladas de documentos físicos en oficinas, administraciones públicas y centros educativos. El impacto medioambiental es enorme, desde la deforestación hasta el consumo de agua y energía en la producción del papel.

España y su adaptación al entorno sin documentos físicos

España ha avanzado significativamente en la digitalización de muchos procesos, como el uso de certificados digitales, la firma electrónica y la tramitación online en la administración pública. Sin embargo, aún existen barreras, especialmente en zonas rurales y en sectores como la educación o la justicia, donde el papel sigue siendo dominante.

La IA predice que, en un plazo de 10 a 15 años, España podría reducir su consumo de papel en un 70 %, siempre que se mantenga la inversión en infraestructura digital, formación ciudadana y accesibilidad tecnológica. Esta transición no solo tiene ventajas ambientales, sino también económicas, al ahorrar costes logísticos y mejorar la eficiencia operativa.

Consecuencias sociales, ambientales y laborales

Eliminar el papel no está exento de retos. Desde el punto de vista social, la brecha digital podría ampliarse si no se acompaña de políticas inclusivas para personas mayores o con bajo acceso a tecnología. La IA recomienda invertir en programas de alfabetización digital y asegurar la interoperabilidad de los sistemas.

Desde el punto de vista medioambiental, el beneficio es claro: menos árboles talados, menos emisiones de CO2 y una considerable reducción de residuos. Sin embargo, también se generará un mayor consumo energético asociado a los centros de datos, lo que obliga a reforzar el uso de energías renovables.

En lo laboral, desaparecerán empleos asociados a la impresión, distribución o archivo físico de documentos, pero se crearán nuevos perfiles técnicos ligados a la ciberseguridad, gestión documental digital y análisis de datos.