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Las gaviotas o las palomas son algunas de las especies de aves que más problemas generan en España en las catedrales y las edificaciones que se encuentran a su alrededor. De hecho, la anidación de estos animales puede tener consecuencias sanitarias y económicas, debido al profundo daño que generan sobre la fachada e infraestructura.
Así lo subrayaron este miércoles, con motivo del Día Internacional de las Catedrales (19 de octubre) desde Rentokin Initial, que lleva cuatro décadas atajando estas situaciones en este tipo de templos.
"Al formar parte del patrimonio cultural e histórico, las catedrales son sometidas a estrictos planes de mantenimiento que velan por su conservación. Sin embargo, hay un problema cada vez más acuciante para este tipo de edificios históricos y ese es el de las plagas de aves", aseguró la empresa en una nota.
El patrimonio cultural queda gravemente afectado por plagas de aves
Por lo general, las palomas y las gaviotas suelen utilizar las azoteas y otras estructuras para cobijarse y anidar. Desde estos lugares altos y amplios las aves obtienen una mejor visión que les facilita la búsqueda de alimento durante el día, así como un lugar más seguro donde resguardarse del frío o de los depredadores nocturnos.
Además, es en estas zonas de gran amplitud donde a las gaviotas más les gusta agruparse. Mientras que, en el caso de las palomas, prefieren posarse sobre tejados a dos aguas, donde pueden llegar incluso hasta romper o mover las tejas para lograr así anidar en su interior.
El posado y anidación de este tipo de aves puede provocar graves daños sobre los edificios como consecuencia tanto de los excrementos como de la acumulación de los restos que producen sus nidos.
"De hecho, las heces de las palomas son altamente corrosivas y contienen, entre otras sustancias; sulfatos, sulfitos, nitratos, ácido úrico y fósfórico. Este tipo de sustancias no solo ensucian las fachadas, sino que son capaces de corroer los materiales que componen la edificación, desde la caliza al metal", indicaron desde la firma.
Además, las plumas y materiales de los nidos de las aves pueden generar importantes problemas de obstrucción en los desagües y otros sistemas de drenaje con los consiguientes riesgos de humedades y todos sus daños asociados.
No solo lo estético, sino que estas invasiones son un caldo ideal para infestaciones cruzadas
Al margen de estos problemas de humedad y los daños económicos y estructurales que generan, estas zonas de anidación son un reservorio para todo tipo de insectos, provocando infestaciones cruzadas. A su vez, algunas especies como las palomas pueden llegar a ser portadoras de plagas parasitarias como las garrapatas, pulgas y ácaros.
"Aunque en ocasiones es difícil que se produzcan graves infecciones en personas, el riesgo a contraerlas sigue estando muy presente, pudiendo llegar a desarrollar más de 40 enfermedades diferentes en el caso de infectarse. Entre las más frecuentes se encuentran: la salmonelosis, la ornitosis o psitacosis, la Gripe Aviar, infecciones fúngicas como la Histoplasmosis y la Criptococosis o ácaros de aves", destacaron en Rentokil.
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