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A partir de hoy, el precio de la bombona de butano aumentará a 16,67 euros, impuestos incluidos, lo que representa un incremento del 4,9 % con respecto al precio anterior de 15,89 euros, que había estado vigente durante los últimos dos meses. Este aumento marca la tercera revisión al alza después de seis revisiones a la baja.
De acuerdo con una resolución publicada hoy en el BOE (Boletín Oficial del Estado), el nuevo precio estará en vigor durante dos meses, hasta el tercer martes de mayo de 2024, cuando será revisado nuevamente según las cotizaciones internacionales.
Análisis del butano en los mercados internacionales
Esta revisión bimensual del precio se determina considerando el coste de la materia prima (propano y butano) en los mercados internacionales, así como los gastos de transporte (fletes) y la fluctuación del tipo de cambio euro-dólar. Además, esta revisión del precio, ya sea al alza o a la baja, está limitada al 5 %, y cualquier exceso o déficit que se produzca se acumula para su ajuste en futuras revisiones.
El aumento en esta última revisión se atribuye principalmente al incremento en la cotización de las materias primas (+4,88 %), junto con la ligera depreciación del euro frente al dólar (-0,05 %) en los últimos dos meses. Sin embargo, este incremento no fue mayor gracias a la notable disminución en los costos de transporte (-47 %).
La evolución del precio de la bombona
La bombona de butano alcanzó su máximo precio de 19,55 euros en mayo de 2022, que aún marca su límite de precio, el récord previo se registró en marzo de 2015, cuando alcanzó los 17,5 euros. Por otro lado, el precio mínimo se alcanzó en julio de 2016, descendiendo hasta los 11,27 euros.
El precio regulado impacta en las bombonas de butano que son comúnmente utilizadas en los hogares, específicamente aquellas con una carga igual o superior a ocho kilogramos e inferior a veinte kilogramos, y cuya tara sea superior a nueve kilogramos.
La alternativa en áreas sin acceso a gas natural
Estas bombonas contienen una mezcla de hidrocarburos, principalmente compuesta de butano, y se utilizan como una alternativa al gas natural para el consumo energético en envases a presión. Son especialmente relevantes en áreas pobladas o núcleos urbanos que no cuentan con conexión a la red de gas natural, siendo una fuente importante de energía para cocinar y calentar espacios en estos entornos.
En la actualidad, se registra un consumo considerable de aproximadamente 64.5 millones de recipientes de Gas Licuado de Petróleo (GLP) en diversas capacidades. Sin embargo, este combustible experimenta un declive evidente, pues desde el año 2010, el consumo global de estos cilindros ha disminuido en más del 25 %.
Este descenso en la demanda de butano refleja un cambio en cuanto a las preferencias energéticas de las personas o posiblemente una mayor adopción de fuentes de energía alternativas, marcando así una tendencia de retroceso para el GLP en el panorama energético actual.
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