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El pasado viernes, el Gobierno limitó el precio del gas para reducir la generación eléctrica, y con ello la factura de la luz. Sin embargo, y a pesar de que sea una actuación dirigida a familias, empresas y particulares, ¿funciona realmente tal y como lo han descrito?, ¿obtienen los consumidores beneficios en sus bolsillos?
La nueva medida energética será “un paraguas” para proteger a los consumidores domésticos
Durante una reunión en el Consejo de Ministros el pasado viernes, el Gobierno aprobó un mecanismo para limitar el precio del gas para la generación eléctrica a una media de unos 50 euros por megavatio/hora durante un periodo de 12 meses. Esta nueva normativa ha puesto en valor algunos antecedentes y causas del pasado que quedaron en el olvido y que, a día de hoy, siguen aún sin aprobarse.
Sin embargo, la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha puesto en valor que esta medida, que supone una respuesta “que tiene pocos antecedentes, o ninguno” en el pasado, será “un paraguas” para proteger a los consumidores domésticos y a la gran industria. También quiso destacar que “por primera vez no pagarán los mismos”, ya que esta nueva medida no solo se centra en el precio del gas, sino en reducir los beneficios de las eléctricas.
La reducción del precio del gas ignora a los pacientes crónicos y renales
El hecho de reducir el precio del gas afecta de manera directa al precio de la factura de la luz. De esta actuación dependen muchas familias, empresas y particulares, donde también se incluyen pacientes electrodependientes, aquellos que necesitan un suministro eléctrico para poder mantener su equipamiento para poder vivir. Por ello, el sector confía en que este cambio pueda beneficiarlos.
El Gobierno ya ha acentuado la situación de sectores perjudicados como el de la agricultura, la pesca, la ganadería o la industria. También incluyó ayudas directas al servicio de transporte sanitario de personas, con una cantidad de 500 euros por ambulancia. Además, destacaron la rebaja del precio del combustible, la actualización de los alquileres o el recibo de la luz.
A pesar de esta nueva novedad, la reducción del precio del gas, aún no se ha mostrado un gran interés a las especificaciones de los pacientes crónicos que son electrodependientes, personas que necesitan realizarse tratamientos en casa y, por tanto, precisar de máquinas eléctricas.
Todos los dispositivos de este grupo tienen suministro eléctrico, lo que hace que suponga un mayor gasto en la factura de la luz y que puede terminar por causarles daños más graves.
Una situación que preocupa a los profesionales
La Sociedad Española de Nefrología (SEN) advirtió los peligros a los que se enfrentan la personas con tratamientos ante la subida del precio de la luz, como los pacientes en tratamiento renal sustitutivo (TRS), los cuales rechazaban las modalidades domiciliarias.
Por eso, y a pesar de la medida del precio del gas, los profesionales advierten de los peligros y temen una reversión en la tendencia de crecimiento dentro de las modalidades de diálisis domiciliaria.
De igual forma, las asociaciones y entidades siguen luchando para que los problemas que afectan a los españoles vaya más allá y se haga eco en grupos más vulnerables, que también se están viendo afectados de forma negativa.
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