Los psicólogos en Paiporta ayudan a reconstruir el corazón de los valencianos

Paiporta y en general las poblaciones fuertemente golpeadas por los estragos causados tras la DANS que asoló ese 29 de octubre la Comunidad Valenciana, continúa quitando el barro de sus calles pero también el barro del corazón de cada uno de sus habitantes. Con psicólogos y voluntarios, la salud mental de todos los afectados de una tragedia de tal envergadura.

El tiempo parece haberse detenido en un duelo constante por el presente, el pasado y el futuro que se desmoronaron con el agua.

Esa incertidumbre impregna a todo Paiporta y sus alrededores. Cada vecino tiene su propia historia de lucha con lo ocurrido. Loli, que observa las ruinas de su casa, apenas puede expresar otra cosa que tristeza. Raquel, mientras espera en la fila para recibir un plato caliente de la ONG World Central Kitchen, comparte cómo las pesadillas y el llanto la persiguen. Jaime, de Massanassa, lamenta la pérdida de su padre, mientras Sonia, de Paiporta, revive los gritos de auxilio de aquella noche y el sentimiento de impotencia. Todos enfrentan el trauma de distintas maneras, pero coinciden en la sensación de estar atrapados en una realidad que no termina.

Los psicólogos en Paiporta buscan ayudar a pasar ese duelo tan amplio que la tragedia de la DANA dejo en los vecinos

La psicóloga Ramírez detalla cómo el cuerpo y la mente responden al trauma: insomnio, dificultad para concentrarse, irritabilidad y síntomas físicos como problemas digestivos. Explica que, tras una tragedia, el cerebro necesita tiempo para procesar la avalancha de emociones y experiencias vividas, comparándolo con una indigestión. Por eso, los días posteriores suelen ser más duros cuando el cuerpo intenta relajarse, y lo reprimido comienza a aflorar.

Para ayudar a los afectados, se han implementado diversas iniciativas. Una de ellas es la creación de Unidades de Salud Mental de Emergencia (USME) por parte del Ministerio de Sanidad.

Pero antes de que llegasen estas medidas oficiales, psicólogos voluntarios y organizaciones ya habían comenzado a ofrecer apoyo psicológico gratuito.

En Sedaví, por ejemplo, un grupo de psicólogas lleva a cabo intervenciones grupales diseñadas para manejar el trauma y prevenir secuelas como el estrés postraumático. Estas sesiones, que también se aplicaron en desastres anteriores como huracanes o durante la pandemia, buscan reducir el nivel de angustia de los afectados y ayudarles a retomar poco a poco la normalidad.

No obstante, la magnitud de esta tragedia añade una capa extra de dificultad: la ayuda institucional no ha llegado con la rapidez esperada, lo que genera una sensación de abandono entre los vecinos. "La tardanza agrava el trauma", señala Ramírez, quien añade que esta falta de respuesta contribuye a la ira y la búsqueda de culpables, reacciones comunes en situaciones traumáticas.

El corazón también se ahoga para aquellos que acuden a ayudar

El trauma no solo afecta a quienes perdieron algo directamente. Personas como Iván, miembro de Protección Civil, también cargan con las secuelas de haber sido testigos de la devastación.

Los psicólogos definen esto como trauma vicario, un tipo de sufrimiento que afecta a quienes presencian el dolor ajeno de manera cercana. "Desde ese día, cualquier cosa me emociona. Tengo pesadillas y ganas de llorar todo el tiempo", comparte Iván tras participar en una sesión terapéutica en Sedaví.

En contraste con el caos de la zona afectada, la ciudad de Valencia, al otro lado del río Turia, sigue su vida como si nada hubiera ocurrido. Este contraste, dicen los psicólogos, intensifica el dolor de los afectados, que sienten que viven en una realidad paralela.

A pesar del largo camino que queda por recorrer, en las calles de Paiporta comienzan a aparecer señales de esperanza: mensajes de agradecimiento a los voluntarios y contactos de psicólogos que ofrecen ayuda gratuita. Mientras tanto, los equipos de intervención psicológica continúan trabajando para recomponer los pedazos de un pueblo que, aunque sumido en el dolor, busca recuperar su alma y su futuro.