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Rahim Teshome recibió un mensaje del ejército israelí el 28 de septiembre, ordenándole abandonar su casa en Beirut debido a la ofensiva contra Hizbulá. En pánico, tomó a su hijo y corrió hacia un refugio en una iglesia cercana. Teshome, nacida en Etiopía, llegó al Líbano en 2012 bajo el sistema de Kafala, que se ha transformado en una forma de explotación laboral. Después de sufrir abusos en su trabajo como empleada doméstica, logró escapar y empezar de nuevo, pero ha enfrentado dificultades debido a su estatus migratorio. Ahora, la guerra amenaza nuevamente su vida y la de su hijo.
Huidas continuas de las familias debido a los bombardeos
El 28 de septiembre, Rahim Teshome recibió un mensaje del ejército israelí ordenándole evacuar su casa en Beirut debido a la ofensiva contra Hizbulá. Junto a su hijo, huyó aterrada hacia una iglesia en busca de refugio.
Teshome, originaria de Etiopía, llegó al Líbano en 2012 bajo el sistema de Kafala, una práctica que, aunque originalmente diseñada para proteger a huérfanos, se ha transformado en una forma de explotación laboral.
En su trabajo como empleada doméstica, sufrió abusos físicos y sexuales antes de lograr escapar y comenzar de nuevo en los suburbios de Beirut.
A pesar de las dificultades, estaba empezando a estabilizar su vida, consiguiendo trabajo y un hogar, pero el conflicto lo ha destruido todo. Su casa fue arrasada por los bombardeos israelíes, y ahora vive con miedo e incertidumbre, aferrándose a la esperanza de sobrevivir junto a su hijo.
El país entero se tambalea bajo el peso de la guerra, que ha dejado miles de muertos y heridos, afectando también servicios básicos como la educación y la salud, en un contexto ya debilitado por crisis económicas y sociales profundas.
Más de cien mil personas han huido hacia Siria
Con la moneda libanesa perdiendo el 90 % de su valor desde 2018 y el PIB desplomándose un 40 %, la situación es desesperada. Nasriddine y su marido, junto a su hijo de dos años, ahora se dedican a acoger a los desplazados que llegan de los suburbios y el sur del país. "Nos queda ayudarnos unos a otros", dice, mientras luchan por mantenerse a flote en medio de la crisis.
La ONU ha estimado que 160.000 refugiados han huido hacia Siria, mientras que otros cientos de miles buscan refugio dentro del Líbano, que enfrenta una situación crítica. Las personas más vulnerables, como los mayores o discapacitados, están atrapadas en zonas de alto riesgo. La ayuda se ha convertido en el único recurso para sobrevivir en un país sumido en la incertidumbre y el caos.
En el Líbano hay 1,5 millones de refugiados sirios
En el Líbano viven alrededor de 1,5 millones de refugiados sirios, además de medio millón de palestinos, muchos de los cuales han decidido regresar a sus países a pesar de los riesgos.
Gayda Said Ahmed, una refugiada siria, volvió a Siria hace una semana, enfrentando los peligros de un conflicto que aún no ha terminado. Durante los últimos 12 años, vivió en una choza en el campamento de refugiados de Yasmine, en el Valle de la Becá, una de las zonas más afectadas por los recientes enfrentamientos.
La situación de los refugiados sirios en el Líbano es desesperada. Según datos de 2023, el 90% de las familias sirias viven en extrema pobreza. "Nunca hemos sido una prioridad para nadie", afirma Ahmed, destacando la indiferencia de la comunidad internacional hacia su sufrimiento. Muchos refugiados, incluidos niños, regresan a Siria con lo puesto, intentando ponerse a salvo de la violencia.
En el este del Líbano, la gobernación de Becá alberga a la mayor concentración de refugiados sirios. Muchos viven en condiciones precarias en asentamientos informales o edificios inadecuados, que ya eran vulnerables antes del nuevo conflicto.
Mientras tanto, la población palestina, que también sufre las consecuencias de la guerra, enfrenta la incertidumbre de lo que traerá la nueva ofensiva israelí en el Líbano.
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