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El riesgo de contagio sobre el COVID-19 está fuera de toda duda. El coronavirus ha sobrepasado fronteras.
En diciembre, todo ello comenzaba y sobre todo comenzábamos a decir que era cosa de chinos que aquí no llegaría. En febrero llegó y resulta que en marzo se coló en nuestro vocabulario.
COVID estaba en boca de todos junto a palabras como vacuna o solución. Una solución que es tan remota como lejana. Los primeros estudios han concluido que la ansiada vacuna podría llegar a principios de 2021. De momento, lo que hay que hacer es aprender es a convivir con este virus y disminuir el riesgo de contagio.
Para disminuir todo ello, desde hoy, es obligatorio el uso de mascarilla para los mayores de seis años (siempre y cuando no se pueda mantener la distancia de seguridad). Hablar con alguien sin mantener la distancia de seguridad también lo puede contagiar. Sin embargo, muchos creen que si una conversación se produce en un espacio corto de tiempo esta no tendrá grandes consecuencias, una idea que los científicos acaban de tirar por tierra.
El estudio que ha liderado Philip Anfinrud, investigador en el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH), ha establecido que en un solo minuto de conversación se pueden generar un mínimo de 1.000 gotas cargadas de virus y que estas son capaces de quedar suspendidas hasta 14 minutos en espacios cerrados.
Por ello, es importante protegerse a uno mismo, porque demostraremos que tanto unos como otros podremos retomar nuestras costumbres de manera sosegada. Durante la investigación se utilizó un láser a través del que se concluyó que se detectaron entre 1.000 y 10.000 gotas por segundo producidas al hablar y que estas llegaban a estar suspendidas en el aire un mínimo de medio minuto.
El uso de mascarilla reduce el riesgo de contagio
El uso de mascarilla reducía considerablemente la salida de esas gotas. Sin la mascarilla, los investigadores recogieron muestras con una media de 2.600 gotitas pequeñas de unos cuatro micrómetros por segundo y un volumen de entre 2,4 a 12 nanolitros.
Si la persona que las expulsaba era un infectado de coronavirus, se estimó que en un solo minuto de conversación en voz alta podía expulsar hasta 1.000 gotas con el virus, tomando como premisa que la saliva de un contagiado contiene siete millones de copias del SARS-CoV-2 por mililitro.
¿Qué tipos de mascarilla existen en el mercado para evitar el contagio?
Distinguiremos entre tres tipos de mascarillas para evitar el contagio.
Mascarillas higiénicas
- Son las recomendadas para personas sanas.
- Cubren boca, nariz y barbilla y están provistas de un arnés que rodea la cabeza o se sujeta a las orejas.
- Suelen estar compuestas por una o varias capas de material textil.
- Pueden ser reutilizables -con un número máximo de lavados- o de un solo uso -tras el que deberán ser eliminadas-.
- Recomiendan no usarlas durante más de 4 horas ni si están húmedas o mojadas.
Mascarillas quirúrgicas
- Recomendadas para personas enfermas sintomáticas o asintomáticas.
- Cubren boca, nariz y barbilla y deben tener un mecanismo que permita ceñirlas sobre la piel.
- Son las que se utilizan en ambientes clínicos, por lo que suelen ser de un solo uso y deben sustituirse si se humedecen o deterioran.
- Están diseñadas para filtrar el aire exhalado y protegen a los que están alrededor.
- Deberás adquirirlas siempre empaquetadas o de forma individual solo en farmacias.
Mascarillas EPI
- Utilizadas por personas que cuiden o estén en contacto con personas positivas por COVID-19.
- Las siglas responden a Equipos de Protección Individual porque se usan entre profesionales.
- Filtran el aire inhalado evitando la entrada de partículas contaminadas.
- Se pueden reutilizar hasta que se noten sucias o húmedas.
- Las hay de tres tipos: FFP1, FFP2 y FFP3 según su grado de protección y son las FFP2 las recomendadas para la protección contra la COVID-19.
El Gobierno ha recomendado que los niños a partir de tres años utilicen mascarillas acordes a su edad. Sin embargo, la obligatoriedad de su uso no es tal hasta los seis años. La colocación de la mascarilla debe estar supervisada por un adulto.
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