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El próximo año se vislumbra como uno lleno de oportunidades para la economía de Aragón, a pesar de las incertidumbres causadas por factores geopolíticos y políticos nacionales.
La desaceleración económica, aunque presente, está acompañada de indicadores que apuntan a un desarrollo positivo. Sin embargo, esta proyección está sujeta a los riesgos que definirán el rumbo económico de la región y sus empresas, especialmente relacionados con la política nacional y las decisiones gubernamentales que pueden impactar la estabilidad y la igualdad en el país.
El Indicador de Opinión de ADEA refleja la desaceleración de la economía de Aragón, aunque en menor medida que en España, por el contexto internacional.
Entre las mayores incertidumbres que inquietan a los directivos aragoneses están los factores geopolíticos que existían a finales de 2002 como la guerra de Ucrania o el conflicto USA-China por Taiwan. Además, también figuran la guerra Israel-Palestina y el conflicto en el Mar Rojo.
Riesgos y fortalezas económicas en el horizonte de Aragón
Los directivos empresariales de Aragón muestran preocupación por la situación geopolítica internacional, marcada por conflictos como la guerra en Ucrania y las tensiones por factores geopolíticos entre potencias como Estados Unidos y China. Sin embargo, la fortaleza de la industria local proporciona cierta estabilidad en el ciclo económico regional, lo que amortigua los efectos de la desaceleración.
Además, se destaca la necesidad de abordar desafíos internos, como el desajuste entre oferta y demanda de empleo, el envejecimiento de la población y la pérdida de productividad, para mantener la competitividad y fomentar el crecimiento económico sostenible en Aragón.
En un escenario en el que se prevé que para el verano comiencen a bajar los tipos de interés, los directivos aragoneses también tienen otras inquietudes, en este caso, relacionadas con el mercado de trabajo. La falta de mano de obra adecuada para los puestos a cubrir son uno de los principales aspectos que preocupan al tejido empresarial aragonés, que no oculta su inquietud por el desajuste entre oferta y demanda del empleo. Otros riesgos son el agotamiento del mercado laboral por el envejecimiento de la población, lo que dificulta el crecimiento económico. Ante este contexto, proponen replantear las políticas de inmigración.
Los directivos igualmente están inquietos por la pérdida de productividad por la subida de los costes laborales como por la caída de los niveles de inversión en las empresas. Esto, en su opinión, puede terminar perjudicando a la competitividad y derivar en una destrucción de empleo a medio plazo.
El Indicador de Opinión, de diciembre de 2023 pero que recoge también la previsión del primer semestre de 2024, refleja una valoración positiva de la economía de Aragón. El 75,4 % de los directivos de Aragón encuestados considera que la situación económica será estable de enero a junio de este año, lo que supone un aumento de casi cinco punto porcentuales en comparación con el segundo semestre de 2023. Solo un 7,5 % cree que mejorará y el 17,1 % que empeorará.
Entre los aspectos analizados está la obtención de financiación. El 60,4% de los directivos apunta a la estabilidad frente al 64,7 % del segundo semestre de 2023. Se produce un repunte en los que creen que mejorará, pasando del 11,8 % al 18,8 %.
También en la plantilla, las perspectivas de los directivos varían. La mayoría –el 75,3 %- apunta a una situación estable, produciéndose una bajada de casi cinco puntos porcentuales. Sin embargo, suben ligeramente aquellos que creen que se producirá una mejora: el 7,9 % frente al 5,3 %.
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