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La gestión de la colaboración de la sanidad privada por parte del Gobierno para la lucha contra la pandemia del coronavirus ha recibido la peor calificación europea.
La decisión de Pedro Sánchez de poner bajo el mando único sanitario a todas las clínicas privadas ha generado un "perjuicio inasumible" para las clínicas.
Así lo concluye el análisis de un grupo de expertos convocados por el Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada.
Estos expertos han analizado cómo se ha gestionado en España la aportación y contribución de la sanidad privada durante la pandemia que vivimos.
La gestión de la colaboración de la sanidad privada por parte del Gobierno a sido nefasta, según los análisis
Según estos expertos, el mando único ha dado lugar a que muchos centros privados tuvieran que rechazar a sus pacientes habituales y asociados para que entrasen enfermos por coronavirus, que nunca llegaron por estar en zonas de baja incidencia de la pandemia.
Así, la vía de ingresos de estas empresas quedó clausurada, no se emplearon recursos ni se permitió acogerse a los ERTES, al ser un sector esencial.
El análisis también estudia cómo ha sido la colaboración de la sanidad privada en los principales países europeos, lo que demuestra, según los expertos, "el nefasto modelo implementado en España, que pondrá en riesgo una parte importante del sector sanitario privado".
Francia, Alemania y Reino Unido cuentan con una fórmula de colaboración entre el sistema público sanitario y el privado en la que se prioriza la oferta de servicios de salud a la población, junto a un modelo de compensación económica a las empresas para que garanticen un servicio adecuado.
Los centros sanitarios privados han asumido un coste por la cobertura de la pandemia y "no hay un modelo claro" que permita el cobro de los gastos soportados.
El impacto en la evaluación del coste y su repercusión en los ingresos de los centros privados varía en función de cada comunidad autónoma.
Los analistas del Instituto Coordenadas lamentan que "la falta de homogeneidad hace prácticamente imposible la planificación y optimización a las grandes organizaciones de recursos para luchar contra la pandemia y para garantizar la rentabilidad de un sector que supone el 3,4% del PIB nacional y emplea a 266.000 profesionales de alto valor".
"Llevando al desequilibrio económico y a la asfixia financiera sólo se perjudica al interés general: dejará de ser un apoyo del sector público y todos soportaremos un evitable incremento del desempleo", alertan los analistas.
España: sin unanimidad para fijar criterios ni de salud ni económicos
En España la legislación varía de comunidad en comunidad y no hay criterios para utilizar todo el potencial del sector privado en la lucha contra la pandemia para garantizar la salud de la ciudadanía.
Por ello, el Instituto Coordenadas reclama "una mayor cooperación público-privada" y recuerda que la ‘Encuesta de percepción sobre la aportación de la sanidad privada’, de la Fundación Idis, midió que un 56,6% de los españoles cree que el nivel de colaboración sanidad pública-privada debería aumentar y un 61% considera a la sanidad privada como una importante fuente de creación de empleo.
Los analistas advierten que tras la pandemia, cerca de 60.000 profesionales y 2.400 centros de salud de la sanidad privada corren peligro de subsistir por esos desequilibrios autonómicos.
"Por encima de la lucha contra la enfermedad y la atención a los afectados, han estado los prejuicios ideológicos que han impedido optimizar recursos" lamentan desde el Instituto Coordenadas
Jesús Sánchez Lambás, vicepresidente ejecutivo del Instituto Coordenadas señalaba que "ha sido verdaderamente temeraria la ceguera ideológica con la que la Administración Central ha abordado la colaboración con los centros sanitarios privados para luchar contra la pandemia".
Según Sánchez Lambás, la sanidad privada ve bloqueada la implantación de un sistema de compensación económica por los gastos asumidos, debido a esa ceguera que persiste. El experto adiverte que esto puede dar lugar a una catástrofe económica notable, o peor, "a una descapitalización de profesionales y organizaciones que cuesta décadas formar".
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