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A pesar de que este verano 2021 ha sido bastante húmero, nuestro país ya tiene algunas zonas declaradas en sequía como la cuenca del Guadalquivir, la del Guadiana, Duero, Guadalete-Barbate, Segura, Mediterráneas andaluzas o Miño-Sil, que se encuentran por debajo del 40 % de sus reservas.
Andalucía es la comunidad que lleva desde noviembre en situación “excepcional” por sequía
La organización de Greenpeace se trasladó hasta Andalucía, una de las comunidades que lleva desde principios de noviembre en una situación “excepcional” por sequía “extraordinaria”, con el fin de mostrar la situación hídrica a través de imágenes, además de las causas y efectos del problema del agua en España.
En su nuevo estudio insisten además en la necesidad de modificar la forma en la que se administran los recursos naturales para paliar los efectos de la desertificación y de la sequía.
El problema de la falta de precipitaciones y con ello la aparición de sequía, no es el único problema al que se enfrenta el medio, sino que también se debe a la mala gestión de los recursos hídricos como los regadíos industriales, trasvases, pozos ilegales o exportación. Y, por supuesto, la contaminación de las aguas debido a las industrias o a la agricultura intensiva.
Según Greenpeace, la cuenca del Guadalquivir es un “buen ejemplo” de este problema
Greenpeace muestra de ejemplo la cuenca del Guadalquivir y detalla que aquí se pretende justificar como “sequía” una situación de escasez hídrica que ha sido provocada por la demanda de recursos hídricos por parte de los regadíos de uso intensivo.
“Estamos en pleno proceso de alegaciones al plan hidrológico de la cuenca del Guadalquivir. Es preocupante la apuesta que este plan hace por el olivar intensivo e hiperintensivo, que puede llevar al colapso hídrico”, alertaba el coordinador de Greenpeace en Andalucía.
Greenpeace considera algunas medidas urgentes para mejorar la gestión del agua
Ante la grave situación de sequía que viven muchas zonas de España, la organización ha querido mostrar algunas opciones para mejorar la gestión del agua, que actualmente no está del todo repartida de forma equitativa.
- Cambiar la política hidráulica tradicional centrada en la ejecución de grandes obras.
- Luchar contra el grave estado de contaminación que sufren nuestras aguas continentales.
- Implantar regímenes de caudales ecológicos científicamente establecidos.
- Garantizar el equilibrio entre la demanda de los recursos realmente disponibles.
- Poner freno a la edificación y a la construcción de instalaciones muy demandantes de agua sobre todo emplazamientos cercanos a espacios protegidos o costas.
- Controlas los volúmenes de agua utilizados y erradicar los usos irregulares de agua, empezando por los pozos ilegales.
- Establecer una hoja de ruta de cara a incrementar la superficie dedicada a la agricultura ecológica y el uso de variedades locales adaptadas al clima.
- Reconversión del regadío intensivo y superintensivo a explotaciones pequeñas y medianas, sostenibles, de bajo consumo de agua, que contribuyan al equilibrio territorial.
- Orientar la política hacia un nuevo modelo de uso y aprovechamiento del agua, que sea sostenible.
- Prohibir los nuevos proyectos de ganadería industrial.
- Establecer una hoja de ruta dirigida a la transformación del sistema energético.
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