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Hace relativamente pocos años, nadie hablaba de salud mental ni de la importancia de pedir ayuda psicológica si lo necesitábamos. Sin embargo, con el fuerte impacto de la pandemia a nivel emocional y la mayor consciencia sobre la salud de nuestra mente, cada vez prestamos más atención y nos informamos sobre asuntos referentes al cuidado de nuestras emociones y pensamientos. El síndrome de la indefensión aprendida, es otro término que empieza a estudiarse para ayudarnos a superar baches de nuestra salud mental.
En este artículo queremos resolver la pregunta: ¿Qué es y cómo nos afecta el síndrome de la indefensión aprendida? Sin embargo, como medio de comunicación, nuestra intención es la de la divulgación y no la de presentar un diagnóstico, por lo que si sientes que necesitas ayuda para superar una etapa complicada de tu vida o algo no anda bien en tu salud mental, te recomendamos que acudas a un especialista para la evaluación del problema.
Síndrome de la indefensión aprendida
El término 'síndrome de la indefensión aprendida', fue acuñado por el psicólogo Martín Seligman a principios de los años setenta. Hacía referencia a la incapacidad de actuar frente a situaciones de estrés incontrolable, sin poder llegar a una solución o salida del conflicto, aunque esta fuese relativamente sencilla de aplicar. En este caso, la persona pierde la confianza en sus capacidades para actuar ante las dificultades o situaciones dolorosas y se resigna ante el dolor tanto físico como emocional. Se considera que llega a este punto porque lo ha 'aprendido'.
Dar con el patrón de comportamiento de la indefensión aprendida, ha abierto algunas puertas para la neurociencia y la investigación. Seligman dio con el por primera vez gracias a una investigación que se llevó a cabo primero con perros y después con humanos. Este experimento sometía a las personas del estudio a un fuerte estrés provocado por un ruido intenso en situaciones complicadas, de las que no podían escapar. De esta forma, los investigadores vieron que los participantes 'aprendían' a someterse a estas adversidades.
"Cuando nos dimos cuenta de este fenómeno, la primera explicación causal que encontramos fue que está provocado por la consciencia de que es imposible controlar lo que nos está haciendo daño", explicaba el psicólogo en el estudio de sus primero experimentos. El ser humano es capaz de aprender a someterse a estas situaciones por un mecanismo natural que se activa para la supervivencia en la que se bloquea el sufrimiento, pero que en contrapartida, nos bloquea para actuar.
¿Cómo puede afectarnos?
Síndromes como el de la indefensión aprendida, suelen interiorizarse cuando somos pequeños y no es hasta que llegamos a la edad adulta cuando pueden empezar a generarnos complicaciones. Como pasa con el conocido 'síndrome de la impostora', este también puede pasar desapercibido e integrarse en lo que consideramos que es nuestra personalidad. Sin embargo, se trata de una estructura de reacción que hemos aprendido y que por tanto podemos mejorar.
La indefensión aprendida puede resultar limitante para una persona en su día a día, ya que nos pone en una disposición más pasiva y nos bloquea ante situaciones que requieren de nuestra resolución. Esto puede llevarnos a presentar síntomas como el de la ansiedad ante un conflicto, que nos encontremos poco motivados o incluso que tengamos baja autoestima, ya que no nos sentimos capaces de enfrentarnos a situaciones difíciles. En situaciones más graves, puede llevarnos incluso a desarrollar episodios de depresión.
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