El despertar vecinal ante el COVID-19

• Los ciudadanos ven cómo su país se va parando y se decreta el estado de alarma, para frenar el COVID-19.

Nuestras viviendas se han convertido en el mejor refugio, el único posible.

Sin duda alguna, el COVID-19, sacará de nosotros lo mejor y peor. En este caso, nos centramos en lo bueno, lo positivo, en aquellas acciones cooperativas que permiten que nuestras comunidades de vecinos sean más 'humanas'.

No podremos hacer eso tan latino, que es saludar, tocar, y abrazar, aunque si podremos ayudar a los vecinos de nuestro edificio que por cuestiones de edad, ser población de riesgo o tener una discapacidad elevada, no pueden salir a la calle a lo único que está permitido: hacer la compra.

Se está despertando la buena vecindad bien entendida y se cuelgan el portales carteles como el que acompaña la información.

En este caso, los vecinos de este portal, están muy agradecidos a las chicas que viven en el décimo. Y justo abajo, en el cartel, alguien escribió: “los del piso número once, también ayudarán a quién lo necesite”.

La recomendación general es no salir a la calle o hacerlo solo lo imprescindible, como puede ser para hacer la compra o acudir a la farmacia. Hay que evitar el contacto con otras personas a toda costa. Aunque solo de manera física, porque esta situación de crisis también ha multiplicado las muestras de solidaridad con los grupos más vulnerables, como ancianos, enfermos crónicos o inmunodeprimidos. 

Portales solidarios

Los portales de los edificios han dejado de ser un lugar de paso para convertirse en una frontera inesperada, pero insalvable, para ancianos, mujeres embarazadas, inmunodeprimidos o vecinos con síntomas leves de gripe. Sin embargo, son también el origen de redes vecinales creadas de urgencia en diferentes puntos de España para luchar contra el coronavirus. Gratis y de forma voluntaria.

Ahora cualquier vecino que lo necesite, pulsa el botón de la casa que se ofrece a ayudar y puede pedir aquello que necesite.

Un gran gesto que se va multiplicando en las comunidades de vecinos por distintos puntos de España.

Por WhatsApp las personas también se están organizando para gestionar los diferentes tipos de ayuda en la ciudad de Madrid

Concretamente, la forma de operar es mediante los distritos. En concreto, se explican dónde viven, qué disponibilidad tienen para ayudar y también qué respaldo necesitan.

Estos grupos parte de otros círculos sociales que ya funcionaban previamente y ahora dan un giro a sus contenidos y temática, para facilitar el día a día a las personas de proximidad. Algunos de estos grupos de Madrid están en los barrios de: Usera, Chamberí, Latina o Puente de Vallecas. Se crearon gracias a otros ya existentes. Es el caso de grupos feministas, ecologistas o agrupaciones vecinales.

Otras iniciativas, las cuales las podemos ver en muchas ciudades, por ejemplo, la de La Rioja, han sido los médicos jubilados los que se han puesto a disposición del Sistema Riojano de Salud para ayudar en lo que sea necesario y se han incorporado al equipo que realiza las valoraciones y el triaje telefónico, lo que permite que otros efectivos hagan las intervenciones a domicilio.

También, el Sindicato de Bomberos ha creado un grupo con los compañeros que se han ofrecido "para lo que haga falta".

En una crisis como esta, la solidaridad es fundamental, y claro, también entre vecinos. La ayuda y cooperación a las personas más vulnerables es ahora un paso que podemos dar todos.

No sabemos el tiempo que estaremos en casa, trabajando desde esta nueva posición, lo cierto, es que sabemos, que nuestros vecinos tienen hijos, son personas mayores o necesitan ayuda para la compra. Y nuestro gesto ayudará mucho a mantener la buena salud de nuestra comunidad y la convivencia dentro de la misma. Al otro lado del tabique y de nuestra puerta de la calle, hay personas, y lo que hoy hacemos por ellas, mañana será por nosotros.

Una crisis como esta nos hace retomar y recuperar valores esenciales, que son fundamentales para la buena marcha de nuestra sociedad.

Gestos de solidaridad que vemos a menudo en los portales de nuestros edificios, lugares que no son de paso. Ahora son espacios para solicitar ayudar, para entregarla y dar las gracias.