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Investigadores del Grupo DIAMET del Institut d’Investigació Sanitaria Pere Virgili (IISPV) y del área de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas del CIBERDEM han encontrado un mecanismo que marca un avance significativo en el tratamiento de la diabetes, al aumentar la secreción de insulina y mejorar su manejo.
Este mecanismo involucra el succinato, una sustancia cuyo receptor, conocido como SUCNR1, está presente en las células beta del páncreas.
El papel del succinato en la regulación metabólica y la diabetes
El succinato es un compuesto natural que juega un papel crucial en el metabolismo energético celular. Históricamente, se ha relacionado con condiciones de estrés celular, como las observadas en pacientes con obesidad. Este hallazgo indica que el succinato puede actuar como una señal beneficiosa que facilita la liberación de insulina por parte de las células beta del páncreas, contribuyendo así a regular los niveles de glucosa en sangre.
Joan Sabadell-Basallote, uno de los investigadores del estudio DIAMET, explica que "hemos observado que el receptor SUCNR1 aumenta en condiciones de elevada glucosa en sangre y deterioro metabólico, como en la obesidad y la diabetes. Cuando el succinato se une a este receptor, desencadena un proceso que potencia la secreción de insulina. Esto es especialmente crucial después de las comidas, cuando los niveles de azúcar en sangre son más altos y el organismo requiere una mayor cantidad de insulina para metabolizar esa glucosa".
La secreción de la insulina
Este hallazgo abre nuevas vías para el tratamiento de la hiperglucemia, centradas en potenciar la secreción de insulina mediante este mecanismo, lo cual podría contribuir significativamente a la gestión de los niveles de azúcar en sangre. Es una esperanza renovada para aquellos que enfrentan esta enfermedad crónica.
Según datos del estudio 'Di@bet.es', liderado por el área de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas del CIBERDEM, aproximadamente el 25 % de la población en España presenta azúcar alta o se encuentra en un estado previo o inicial de la enfermedad.
La importancia de las células beta del páncreas
La diabetes tipo 2 constituye la forma más prevalente de esta enfermedad, abarcando entre el 90 % y el 95 % de los casos diagnosticados. Se caracteriza por la resistencia a la insulina, la hormona responsable de regular los niveles de glucosa en sangre, así como por la dificultad de las células beta del páncreas para producirla. Este desequilibrio metabólico puede provocar diversos problemas de salud graves si no se controla adecuadamente.
Es fundamental estudiar las células beta del páncreas para comprender y tratar la esta enfermedad. Cuando se consume comida, los niveles de glucosa en sangre aumentan y estas células responden liberando la hormona insulina. Esta hormona facilita el transporte de azúcares hacia los tejidos metabólicos como los músculos, el hígado y el tejido adiposo, proporcionándoles la señal necesaria.
El impacto de la obesidad
En personas con este tipo de enfermedad, la resistencia a la insulina impide que las células del cuerpo utilicen adecuadamente la glucosa, lo que causa su acumulación en la sangre y desequilibrios metabólicos. Además, está estrechamente ligada a la obesidad, ya que el exceso de grasa corporal contribuye a la resistencia a la insulina. Con el aumento de peso, las células se vuelven menos sensibles a la insulina, obligando al páncreas a producir más para mantener los niveles de azúcar en sangre normales. Con el tiempo, este esfuerzo continuo puede agotar las células beta, reduciendo su capacidad para producir insulina y contribuyendo al desarrollo de la hiperglucemia.
El número de casos de diabetes tipo 2 diagnosticados aumenta cada año en todo el mundo. Actualmente la padecen unos 500 millones de adultos y se espera que esta cifra supere los 700 millones en las próximas dos décadas. Este incremento se debe al envejecimiento de la población, el aumento de la obesidad y estilos de vida sedentarios.
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