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Los juveniles de tiburones blancos prefieren aguas cálidas y poco profundas a menos de un kilómetro de la costa, buscando lugares donde pueden estar sin la presencia de adultos, posiblemente como una estrategia para evitar a los depredadores.
Un grupo de científicos marinos reveló esta información en un artículo de la revista 'Frontiers in Marine Science'. En enero pasado, unas imágenes de un bebé tiburón blanco, tomadas por un dron a unos 300 metros de la costa de Santa Bárbara, California (EE. UU.), se volvieron virales en las redes sociales.
El impacto del cambio climático en los tiburones blancos
Las conclusiones de este estudio podrían ser cruciales para la conservación de los grandes tiburones blancos, especialmente ante el aumento de las temperaturas oceánicas debido al cambio climático. También podrían ayudar a proteger al público de posibles encuentros negativos con estos depredadores marinos.
Los bebés tiburones blancos no reciben atención materna después de nacer. En una población estudiada frente a la playa Padaro, cerca de Santa Bárbara, los juveniles se agrupan en "guarderías" sin la presencia de adultos.
La exploración de los movimientos y comportamientos reproductivos
"Este estudio es uno de los más extensos y minuciosos en su tipo. Dado que en Padaro Beach hay una gran cantidad de juveniles compartiendo hábitats cerca de la costa, podemos entender cómo las condiciones ambientales afectan sus movimientos", explicó Christopher Lowe, profesor de la Universidad Estatal de California. Además, agregó: "Es raro observar que los grandes tiburones blancos exhiban este tipo de comportamiento reproductivo en otros lugares".
Durante 2020 y 2021, Lowe y su equipo emplearon dardos para etiquetar a un total de 22 juveniles con sensores-transmisores, incluyendo hembras y machos de entre uno y seis años de edad. Los grandes tiburones blancos pueden tener una longevidad de entre 40 y 70 años.
Los sensores-transmisores
Los sensores-transmisores registraron la presión y temperatura del agua local en tiempo real, mientras rastreaban la posición de cada juvenil mediante la emisión de 'pings' acústicos hacia una red de receptores distribuidos en aproximadamente 5,5 kilómetros cuadrados a lo largo de la costa. Estos métodos fueron aprobados por el Comité de Uso y Cuidado de Animales de la Universidad Estatal de California y el Departamento de Pesca y Vida Silvestre de California.
Durante los meses de invierno, el seguimiento se interrumpió cuando los juveniles se trasladaron temporalmente a aguas más profundas. Los investigadores recolectaron información adicional sobre la distribución de la temperatura en toda la columna de agua local mediante el uso de un vehículo submarino autónomo. Posteriormente, emplearon inteligencia artificial para entrenar un modelo 3D que representara las preferencias de temperatura y profundidad de los juveniles.
La adaptación en las profundidades
Los hallazgos revelaron que los juveniles se sumergieron a profundidades mayores alrededor del amanecer y el anochecer, momento en el cual posiblemente estaban buscando rayas, cardúmenes de peces y otros peces óseos pequeños. Por la tarde, cuando el sol estaba más intenso, se aproximaron más a la superficie, alcanzando profundidades de entre cero y cuatro metros, posiblemente para incrementar su temperatura corporal.
"Demostramos que los juveniles ajustaron su posición vertical en la columna de agua para mantenerse en un rango de temperatura entre 16 y 22 grados Celsius, preferiblemente entre 20 y 22 grados Celsius", explicó Emily Spurgeon, miembro del equipo de investigación de Lowe.
Asimismo, la distribución tridimensional de la temperatura tuvo un gran impacto en la distribución horizontal de los tiburones blancos juveniles. Se observó que se desplazaban a profundidades mayores cuando las temperaturas del fondo marino eran más altas, mientras que se acercaban a la superficie cuando las aguas más profundas estaban más frías.
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