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Así son los reyes de este deporte, algunos jugadores entrenan 10 horas diarias para alcanzar los sueldos más elevados de la industria.
Kuro Kuroky, el capitán del Team Liquid
A sus 26 años, el alemán de origen iraní es el jugador de eSports con las mayores ganancias totales: más de 2,8 millones de euros.
De pequeño, Kuro KuroKy Takhasomi era un niño tranquilo que pasaba mucho tiempo en su habitación jugando con una consola Nintendo. Una enfermedad en las piernas y en los pies le impedía salir hacer una vida como los demás niños de su edad.
Los videojuegos fueron su escape de la realidad hasta que se convirtieron en su manera de ganarse la vida.
Amer Miracle Barqawi, jordano de 20 años juega en el mismo equipo y es el número dos en el mundo. Empezó por divertimento y cuando vio sus resultados se lo empezó a tomar en serio y se ha convertido en uno de los mejores. Gracias a su talento, Miracle factura 2,5 millones de euros al año.
Los salarios se disparan debido a la entrada de diferentes inversores que ven los videojuegos como una gran oportunidad
Los sueldos elevados se deben al crecimiento de la industria de eSports a través de patrocinios y de los derechos de los medios de comunicación. Este fin de semana se celebra la Madrid Gaming Experience, que reunirá a expertos y jugadores del universo gamer.
Otro factor que explica los sueldos millonarios es la profesionalización de los equipos.
Algunas competiciones han apostado por entregar grandes sumas en metálico para atraer nuevos jugadores y nuevas marcas. El caso más claro es el del videojuego Dota 2, de Valve Corporation, y su torneo The International con unos premios en metálico superiores a 20 millones de euros.
Si las recompensas son elevadas, el coste para alcanzarlas es proporcionado.
La exigencia es máxima y los puestos en un equipo son muy volátiles
Para ser un atleta de los eSports se necesita lo mismo que cualquier otro deportista, además de talento: pasión, disciplina y dedicación. Rutinas de entrenamiento de hasta 10 horas diarias, siete días a la semana, durante todo el año.
Ese ritmo de vida pasa una factura en la salud emocional de los jugadores, que además de tener poco tiempo para el ocio o para ver a sus familiares, lidian con la presión de las competiciones. Los equipos disponen de apoyo físico y mental para poder competir en el nivel más alta.
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