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Un estudio reciente, publicado en 'The British Medical Journal', reveló que alrededor del 14 % de la población adulta y el 12 % de los niños están lidiando con una adicción preocupante a los alimentos ultraprocesados.
La investigación, en la que participaron la Dra. Susana Jiménez, jefa de la Unidad de Psicología Clínica del Hospital Universitario de Bellvitge (HUB) e investigadora del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell), junto al Dr. Fernando Fernández Aranda, coordinador de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del HUB e investigador del IDIBELL, resalta este nivel de adicción como sin precedentes en la población infantil.
El impacto en la salud y las soluciones propuestas
Los alimentos ultraprocesados pueden presentar diversos riesgos para la salud. Estos productos, debido a su alto nivel de procesamiento y a menudo su contenido excesivo de aditivos, azúcares, grasas saturadas y sal, pueden generar una serie de problemas de salud.
Consumirlos de manera regular puede incrementar el riesgo de padecer obesidad, diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas, presión arterial alta y otros trastornos metabólicos. Además, su consumo a largo plazo puede aumentar el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer.
Los alimentos ultraprocesados suelen carecer de nutrientes esenciales y de la fibra necesaria para una dieta equilibrada, lo que puede desencadenar deficiencias nutricionales
Los ultraprocesados también pueden afectar negativamente la salud mental, contribuyendo a cambios en el estado de ánimo y a la falta de energía, lo que afecta la calidad de vida en general.
La Dra. Jiménez señaló que el consumo de alimentos como bollería industrial o comidas preparadas activa circuitos neuronales de recompensa, desencadenando comportamientos impulsivos, desregulación emocional y un deterioro tanto de la salud física como mental, lo que afecta la calidad de vida.
Los expertos resaltaron la complejidad de esta adicción a los alimentos ultraprocesados y sugirieron abordar el problema aumentando la accesibilidad a alimentos menos procesados, aplicando gravámenes a los ultraprocesados y limitando su comercialización. Además, plantean la necesidad de establecer normativas que identifiquen estos alimentos como adictivos y desarrollar guías clínicas para tratar, gestionar y prevenir esta adicción a los alimentos ultraprocesados.
Hay múltiples razones por las cuales los niños consumen una gran cantidad de alimentos ultraprocesados. Algunos de los factores clave incluyen:
- Marketing dirigido: Estos alimentos suelen estar muy bien comercializados, utilizando estrategias de marketing atractivas para los niños, como personajes de dibujos animados en empaques y anuncios publicitarios diseñados para atraer su atención.
- Facilidad y conveniencia: Dichos platos son a menudo rápidos y fáciles de preparar, lo que los hace una opción tentadora para padres y cuidadores con horarios ocupados y poco tiempo para cocinar comidas caseras.
- Disponibilidad generalizada: Estos productos están ampliamente disponibles y son fáciles de adquirir en supermercados, tiendas de conveniencia y máquinas expendedoras, lo que aumenta su accesibilidad.
- Gusto y palatabilidad: Los alimentos ultraprocesados a menudo contienen ingredientes que los hacen muy sabrosos y atractivos para los niños, lo que resulta en una preferencia por estos alimentos.
- Presión de grupo y entorno: Los niños pueden ser influenciados por sus amigos, por lo que, si sus compañeros consumen estos alimentos, es probable que también quieran hacerlo.
- Falta de educación nutricional: A veces, la falta de conocimiento sobre nutrición y la importancia de una dieta equilibrada puede llevar a elecciones poco saludables.
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