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El urbanismo con perspectiva de género surgió en los años setenta, y plantea rediseñar los distintos espacios de las ciudades para que hombres y mujeres se sientan conectados a ellos.
Este urbanismo de género aborda dos objetivos fundamentales: garantizar la conexión y cercanía entre colegios, centros residenciales, supermercados y núcleos de trabajo; y aumentar la seguridad al tiempo que se reduce la percepción de riesgo por las noches, una cuestión fundamental y muy presente en la vida de las mujeres, informa 20 minutos.
La citada tendencia urbanística hace hincapié en las necesidades de transporte o la iluminación de las ciudades a la hora de construir nuevos núcleos urbanos, con el fin de que atiendan las necesidades de hombres y mujeres en función de sus distintas realidades.
Qué es el urbanismo de género
"Se trata de intervenir sobre la ciudad utilizando las herramientas de un urbanismo que tiene en cuenta y da importancia a las realidades vitales de hombres y mujeres en función de las diferencias de género en el uso de la ciudad y en la vida cotidiana". En eso consiste el urbanismo de género, tal como ha explicado a 20 Minutos la arquitecta Inés Sánchez de Madariaga, experta y pionera en España de esta tendencia urbanística.
En su opinión, los hombres y las mujeres hacen un uso distinto de la ciudad: "Los datos nos dicen que ellas realizan de manera mayoritaria las tareas del mantenimiento del hogar, de reproducción de la vida y de cuidado de personas dependientes, ya sean menores, mayores, enfermos o personas con capacidades funcionales reducidas".
La realidad demuestra que las mujeres, en su vida cotidiana, realizan más tareas relacionadas con el cuidado, por lo que sus necesidades son distintas en lo referido al uso del transporte, los parques o los centros sanitarios, por citar algunos ejemplos.
Dichas tareas se realizan con mayor regularidad y variabilidad que las vinculadas al empleo. En este sentido, la arquitecta Sánchez de Madariaga explicó que "como no se ven son más difíciles de cuantificar; además, el hecho de que tradicionalmente las realicen las mujeres ha provocado que se minusvaloren y se les otorgue menos prioridad a la hora de decidir cómo aplicar las herramientas urbanísticas".
El urbanismo de género intenta poner el foco en los cuidados, aunque sin la pretensión de perpetuar los roles establecidos. Se trata de vincular el ámbito productivo con el de reproducción, para que no se excluyan entre ellos. Apuesta por mejorar la conexión entre los barrios residenciales y los centros de negocios, y mezclar elementos de unos y otros.
En resumidas cuentas, el urbanismo de género plantea que el diseño de las ciudades tenga en cuenta las experiencias y las necesidades específicas de las mujeres, ignoradas hasta poco en la configuración de los espacios urbanos.
La realidad española
En España, las leyes de igualdad y del suelo de 2007 ya contemplaban algunos elementos relacionados con este enfoque. En la actualidad, la futura ley de libertad sexual -la llamada ley del solo sí es sí, actualmente en tramitación parlamentaria- incluye un artículo específico para la promoción de espacios públicos seguros.
Así, se apoyará a las entidades locales para que desarrollen políticas urbanísticas y de seguridad con enfoque de género, "que garanticen que los espacios públicos sean seguros y accesibles para todas las mujeres, las niñas y los niños".
Dos ejemplos claros de este urbanismo de género serían el refuerzo de la iluminación en las calles o la instalación de cambiadores para bebés en todos los baños públicos.
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