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El presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen de la Uva del Vinalopó, José Bernabéu Cerdá, informa que la producción de uva en la región de Alicante, específicamente la variedad aledo asociada con las celebraciones de fin de año, disminuirá aproximadamente un 25 % este año, alcanzando unos 30 millones de toneladas.
Este descenso se atribuye a las altas temperaturas veraniegas y la sequía que afectaron el cultivo.
Impacto y perspectivas del mercado
A pesar de esta merma en la producción de la uva, se descarta que haya escasez para Nochevieja en el mercado nacional, ya que esta disminución se centrará en las exportaciones.
El precio en el campo podría aumentar ligeramente, estimándose en alrededor de 75 céntimos por kilo debido al aumento de los costos provocado por la baja producción. José Bernabéu Cerdá subraya que la agricultura no sigue un esquema industrial estandarizado y que se espera que la recolección concluya en aproximadamente tres semanas.
La uva aledo y su importancia regional
La variedad de uva de aledo, la más tardía en toda Europa, se cultiva en el Valle del Vinalopó, donde también se protege utilizando bolsas de papel para evitar daños causados por aves, insectos, pesticidas y condiciones climáticas adversas, lo que retrasa su maduración.
Además, la producción y comercialización de uva en esta región contribuye significativamente a la economía local, generando entre 10.000 y 13.000 empleos directos en distintos municipios como Aspe, Novelda, Hondón de las Nieves, Hondón de los Frailes, Monforte del Cid, Agosto, La Romana y Abarca.
Esta producción comprende siete variedades de uva que abarcan desde finales de agosto hasta mediados de enero, siendo la variedad aledo, emblemática de las festividades navideñas, la más tardía en esta campaña.
¿Por qué comemos uvas en Nochevieja?
La tradición de comer uvas en Nochevieja tiene sus orígenes en España a finales del siglo XIX. En 1882, los viticultores de Alicante, en el este de España, tuvieron una cosecha extraordinaria y, para celebrarlo, decidieron regalar uvas a la población. Esta costumbre fue adoptada rápidamente y, en 1909, se instauró la tradición de comer doce uvas al compás de las campanadas de medianoche del reloj de la Puerta del Sol de Madrid para dar la bienvenida al Año Nuevo.
Se dice que esta costumbre surgió por un excedente de producción y fue promovida por los viticultores como una estrategia de marketing para dar salida al excedente de uvas y también para promover el consumo de la fruta. Las doce uvas representan cada una de las campanadas del reloj de la Puerta del Sol, y simbolizan la buena suerte y la prosperidad para cada mes del nuevo año que está por iniciar. A través del tiempo, esta tradición se ha extendido a varios países de habla hispana y se ha convertido en una costumbre popular en la celebración del Año Nuevo.
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