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Expertos científicos del viejo y nuevo continente aseguran que han encontrado posibles indicios de vida en Venus, es el planeta más cercano a la Tierra.
Los científicos europeos y los de Estados Unidos coinciden en que podría existir algún tipo de vida en Venus. Por el contrario, fuentes consultadas por El País, señalan que “las pruebas no bastan para sacar esa conclusión”.
Un ser humano podría morir en Venus
Si un humano pudiese pisar su superficie vería todo de color anaranjado, el cielo muy bajo y neblinoso y moriría al instante debido a la alta presión que se concentra, similar a la que se localiza 1.000 metros bajo el océano.
Su estructura es rocosa, y su tamaño casi idéntico a la Tierra. Aunque hay que señalar que su atmósfera está hecha de gases tóxicos que generan un calentamiento global desbocado que calienta su superficie a más de 400 grados, con capacidad de fundir plomo.
En estos días, un equipo de astrónomos de EE UU y Europa anuncian que han detectado “fosfina” en la atmósfera de Venus. Sabemos que este material es un derivado fétido y tóxico del fósforo. Se ha usado como arma, como insecticida y es un residuo de la producción de metanfetamina, una droga.
Los investigadores nos muestran ahora que los mayores planetas del sistema solar, Júpiter y Saturno, también generan fosfina al unir un átomo de fósforo y tres de hidrógeno en sus capas internas, que están a más de 500 grados, en un proceso totalmente ajeno a la presencia de vida.
¿Sabías que en la Tierra también hay fosfina? Se localiza junto a los microbios que viven en entornos donde no hay oxígeno, incluido el fondo de algunos lagos o en aguas fecales.
La fosfina en Venus
Gracias al trabajo publicado por estos expertos de Estados Unidos y Europa en la revista de impacto Nature Astronomy, ahora sabemos que, la cantidad de fosfina en este planeta es 10.000 veces más alta que la que podría producirse por métodos no biológicos.
En la publicación se indica que, fue en 2018 cuando observaron esta sustancia a través del telescopio James Clerk Maxwell, situado más de 4.000 metros de altura sobre un volcán en Mauna Kea, Hawai.
Hablamos de una innovación que capta las ondas que emiten los compuestos químicos a medida que giran en torno a un planeta.
La longitud de onda de las señales de radio que emiten dan información sobre estos compuestos. En este caso la detección de fosfina no fue concluyente.
Un año después, los astrónomos usaron ALMA, otro radiotelescopio situado en las alturas del desierto de Atacama de Chile, mucho más potente
La señal de fosfina era mucho más clara. Pero solo se captó una de las gráficas de emisión de radiación de las muchas que puede emitir la sustancia, en concreto la que tiene una onda con una longitud de 1,1 milímetros, explicó al diario español Jane Greaves, astrónoma de la Universidad de Cardiff y coautora del estudio.
Finalmente, el equipo de científicos americanos ha expresado que: “Este estudio no demuestra la existencia de vida en Venus, pero es revolucionario”, señala James Garvin, jefe científico del Goddard Space Center de la NASA.
Tras cuarenta años de estudio sobre Venus, ahora informa que: “Una observación de un solo compuesto químico nunca bastará para probar que hay vida fuera de la Tierra. Lo que sí hace es cambiar nuestro punto de vista y mostrarnos que la vida puede estar en lugares inesperados”.
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