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Una de las grandes incógnitas de aquellos que miran hacia el universo con curiosidad es si realmente existe más vida en el resto de planetas que hay ahí fuera, si realmente estamos solos. Aunque la respuesta más evidente es pensar que sí, debido a las dimensiones de universo, incomprensibles para nosotros. Pero, no existe ningún tipo de evidencia, de momento, de que la haya. Sin embargo, unas investigadoras podrían estar de dar con alguna.
Sarah Ballard y Sheila Sagear, ambas investigadoras de la Universidad de Florida, en los Estados Unidos, han publicado recientemente un estudio en la revista 'Proceding of the National Academy Sciences', en la que lanzaban la hipótesis de que al menos un tercio de los planetas de la Vía Láctea, la galaxia en la que se encuentra nuestro sistema solar, podrían reunir las condiciones necesaria para encontrar vida en ellos.
Un tercio de los planetas de la Vía Láctea podría ser habitable
Si existen millones de estrellas en la Vía Láctea, ¿Cómo es posible que no se haya encontrado ya vida en otros planetas? La respuesta a esta pregunta se puede resumir en que no todas esas estrellas poseen las mismas características que la nuestra. El Sol, cálido y luminoso, es relativamente una rareza dentro de la Vía Láctea, ya que la mayoría de estrellas son más pequeñas y frías que la nuestra, ya que apenas cuentan con la mitad de masa del Sol.
Esto supone una importante diferencia, ya que tanto las órbitas de los planetas que estén al rededor de estas estrellas, como sus condiciones "climáticas", serán muy distintas y en muchos casos dificultan no solo la retención de agua dentro del planeta, sino también que esta se encuentre en un estado propicio para la vida, como el líquido. Sin embargo, las investigadoras han estado observado a un total de 150 exoplanetas que orbitan al rededor de algunas estrellas enanas de dimensiones similares a las de Júpiter.
"Estas estrellas son excelentes objetivos para buscar pequeños planetas en una órbita en la que es concebible que el agua sea líquida y, por lo tanto, el planeta sea habitable", explica Sheila Sagear. Su investigaciones se centraron en medir la excentricidad de la órbita de estos exoplanetas.
Una órbita adecuada
El término 'excentricidad', hace referencia en este caso a la forma en la que un planeta orbita al rededor de una estrella. Mientras más cerca se encuentren entre sí, una órbita excéntrica puede llegar a propiciar un proceso conocido como calentamiento por marea. A medida que el planeta se estira y se deforma por las fuerzas gravitatorias cambiantes en su órbita irregular, la fricción lo calienta. Esto podría hornear el planeta, eliminando toda posibilidad de agua líquida, como el caso de Mercurio.
Sin embargo, la información recogida durante meses de trabajo de estas investigadoras a través del telescopio Kepler de la NASA, indica que existen múltiples planetas, concretamente cerca de un tercio de ellos, que pueden ser propensos a tener una órbita circular, lo que evitaría el exceso de calentamiento y permitiría la posibilidad de encontrar agua líquida y por tanto vida.
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