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Seguramente hace unos pocos años no habías llegado a escuchar hablar sobre la vitamina D y ahora parece estar en todas partes. Esto se debe entre otros factores a que su consumo se ha incrementado a nivel general y lo hizo especialmente durante la pandemia de coronavirus y al finalizar. Durante aquella época, donde se buscaban respuestas a una enfermedad desconocida, surgieron muchos bulos en torno a esta vitamina y sus "capacidades curativas".
Sin embargo, aun queda mucho por conocer sobre la vitamina D y su impacto completo en nuestro organismo. Lo que sí se sabe es que es absolutamente necesaria para el correcto funcionamiento de nuestro sistema, como lo son otros minerales, vitaminas y hormonas. Su consumo también se incrementó por el déficit que muchas personas empezaron a mostrar tras el confinamiento, ya que la principal fuente de acceso a ella es a través del sol.
La vitamina D es en realidad una hormona
Pero conozcamos más de cerca a la vitamina D. Empecemos comentando que se descubrió hace más de un siglo, por el bioquímico estadounidense Elmer McCollum, quién pensó que se trataba de una vitamina y por eso le dio este nombre. Sin embargo, más adelante se descubrió en varias investigaciones que en realidad su estructura molecular era la de una hormona y no la de una vitamina, aunque decidieron mantener el nombre.
Normalmente, accedemos a la vitamina D a través de la exposición al sol, pero esta varia según el hemisferio en el que nos encontremos e incluso el color de nuestra piel también jugará un papel diferenciador en cuanto a nuestra capacidad de asimilación de la popularmente conocida como 'la hormona del sol'. También existen otras vías, como la alimentación, sobre todo a través del consumo de pescado azul o graso como el salmón, y por supuesto mediante suplementos.
Esta hormona juega un papel clave en la regulación del calcio y el fósforo dentro de nuestro organismo. Con la correcta regulación de ambos nos aseguramos el correcto mantenimiento y desarrollo de los huesos, los dientes y también de nuestros músculos. En caso de tener una deficiencia de la hormona del sol, podemos sufrir complicaciones en nuestra salud ósea y muscular. Actualmente también se investiga su relación con otras patologías como los trastornos metabólicos.
La alimentación no es suficiente, pero la suplementación debe ser controlada por especialistas
Según la doctora en Ciencias de la Nutrición de la Universidad de Surrey, en Ingleterra, Marcela Mendes, "Los principales alimentos con vitamina D son el salmón salvaje, las setas y el pescado azul. ¿Cuál es la aplicación real de esto en nuestra población? La ingesta (de estos alimentos) tendría que ser diaria para que realmente tuviéramos una fuente" y también señala que "los alimentos difícilmente serán suficientes para suplir la necesidad", explicó a BBC News Brasil.
Sin embargo, la suplementación sin supervisión médica es altamente desaconsejada. La doctora Marise Lazaretti-Castro explicó también para la BBC que la hormona del sol puede provocar sobredosis. "A largo plazo, llevará a un cuadro de intoxicación por vitamina D, que es grave. El calcio sube mucho en la sangre y eso da muchos efectos adversos, como náuseas, vómitos, diarrea", así como otros efectos adversos más graves.
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