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Unos bajos niveles de Vitamina D influyen peligrosamente en nuestro sistema inmune, debilitándolo y, por tanto, dificultando su defensa frente a los agentes externos que pueden hacernos enfermar, tales como el coronavirus.
La Vitamina D es la vitamina del sol porque los rayos ultravioleta sirven para producir Vitamina D en nuestra piel. Una vitamina que es vital para la salud de nuestros huesos, la función muscular normal y un sistema inmunológico saludable. Ahora, como pasamos todo el día en casa por el confinamiento para combatir el coronavirus, existe un mayor riesgo de desarrollar deficiencia de Vitamina D.
Vitamina D durante el confinamiento
Los bajos niveles de Vitamina D son un problema en todo el mundo. Por eso es conveniente concienciarse de que debemos suplementar su ausencia mientras no podamos salir a la calle.
Huesos sanos
La Vitamina D juega un papel importante en la regulación del calcio y el mantenimiento de los niveles de fósforo en la sangre. Estos dos factores son vitales para mantener huesos sanos.
Las personas necesitamos Vitamina D para permitir que los intestinos estimulen y absorban el calcio. La deficiencia de Vitamina D en los niños puede causar raquitismo, lo que conduce a una apariencia severamente arqueada debido al ablandamiento de los huesos. Del mismo modo, en adultos, la deficiencia de Vitamina D se manifiesta como un ablandamiento de los huesos.
Niños sanos
La falta de Vitamina D tiene relación con la presión arterial alta en los niños. Además, la baja exposición a la Vitamina D puede suponer que aparezcan más alergias en los niños.
Embarazo saludable
Las mujeres embarazadas que tienen carencia de Vitamina D pueden tener un mayor riesgo de dar a luz prematuramente. Los médicos también asocian un estado de escasez de Vitamina D con la diabetes gestacional y la vaginosis bacteriana en mujeres embarazadas.
Síntomas para saber si tienes la Vitamina D baja
Fatiga y cansancio, pesimismo y un estado de ánimo más deprimido, ligera excitabilidad, debilidad muscular, nerviosismo e insomnio, antojo de dulces, caries y gingivitis… son algunos de los principales síntomas que nos alertan de niveles insuficientes de Vitamina D.
La falta de Vitamina D se ha relacionado con una gran variedad de situaciones como enfermedades autoinmunes, cáncer, enfermedades metabólicas y enfermedades cardiovasculares.
Más allá de ser capaces de identificar los síntomas ligados a la falta de Vitamina D, la mejor forma de asegurarnos es realizando una analítica que permita determinar la concentración de este nutriente en el plasma sanguíneo de una persona.
Alimentos y frutos secos con Vitamina D
Aunque la principal fuente de Vitamina D es el sol (90%), y solo una pequeña parte proviene de la dieta (10%).
Ninguno de los frutos secos son ricos en Vitamina D, pero la verdad es que este importante micronutriente puede obtenerse de una gran variedad de alimentos.
Se recomienda comer pescados grasos como las sardinas, el atún, el salmón o los arenques, porque son los alimentos que más cantidad de Vitamina D contienen.
Además, también se encuentra presente en la carne y en la yema del huevo, aunque en cantidad más moderada que en los pescados anteriormente referidos.
Asimismo, se puede recurrir a la leche siempre y cuando haya sido enriquecida con Vitamina D y lo indique en el envase.
- Pescados azules cocinados: 1-2 veces a la semana
- Hígado una vez a la semana (no recomendable a embarazadas; además debemos tener en cuenta su alto contenido en colesterol).
- Lácteos (no crudos): 2 veces a la semana
- Huevo: 2-3 veces a la semana
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